Loli C. Codesido I Afiliada al Sindicato Lab de Cruces

Yo me siento agredida tanto física como psicológicamente

Ha raíz de una foto donde aparece un grupo de personal sanitario aprendiendo técnicas para hacer frente a las agresiones de pacientes y familiares ,me ha venido a la cabeza las agresiones que de manera regular sufrimos muchas de las personas que trabajamos en el Hospital de Cruces por parte de la Dirección y de otros cargos intermedios para conseguir que con menos gasto en personal sigamos haciendo lo mismo o a veces más, a un ritmo pensado para mujeres de 30 años, sin contemplar que la mayoría de nosotras llevamos muchos años de trabajo sobre nuestras espaldas y además la media de edad de los 50 para arriba.

Algunos ejemplos: llegan las navidades, la semana santa, el verano y se cierran algunas plantas o camas, se dan las vacaciones o los días y el personal que queda empieza a peregrinar por otros servicios con el fin de realizar el trabajo que surge, flaco favor le hacemos a la compañera que está en ése servicio, porque además de hacer sus tareas, ha de enseñar a la “nueva” todo. Y si al día siguiente has de salir de tú servicio, no te envían al mismo que ya conoces un poco, lo normal es que vayas a otro y vuelta a la misma historia.

No voy a entrar en los derechos perdidos que fueron conquistados a base de lucha, tampoco en el salario que cada vez es más insuficiente, porque nadie se cree (yo al menos) que sea precisamente la sanidad y la educación donde los recortes han sido más drásticos, pero cada vez hay más personal contratado como “experto” y más reparto de prebendas por ahorrar en algo que bien podemos pensar que es “el chocolate del loro”.

También me siento maltratada cuando estando enferma he de ir a trabajar si no quiero que mi nómina sea “asaltada” como castigo por enfermar a pesar de estar en un hospital donde mucha es la gente que acude con sus enfermedades y nos pueden contagiar porque así es nuestro trabajo.

Para terminar, yo quiero que nos preparen física y psicológicamente con el fin de afrontar todas y cada una de las agresiones que sufrimos en esta situación de trabajo a “destajo”, pero sin primas de objetivos logrados. Sin olvidar que estamos ante personas enfermas y no ante tornillos y envases de conservas (con todo el respeto para quien trabaja en ello).

Somos mujeres y hombres que hemos entregado a nuestro trabajo lo mejor de nuestras vidas, porque Osakidetza ha sido un referente (ahora creo que ya no), debido al buen hacer de sus profesionales, no porque vengan unos u otros a gestionarla, con cartilla de racionamiento, pero solo para los de abajo.

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