25N: hora de hacer frente a la reacción

El Día Internacional contra la Violencia Machista llega en un contexto de marcada reacción antifeminista, especialmente en suelo europeo. El auge generalizado de la extrema derecha y su llegada a gobiernos, como el italiano con programas antiabortistas, bebe de numerosas fuentes y sería un error no contemplar como una de las causas la crisis existencial del hombre blanco de mediana edad, abrumado ante la evaporación de muchas de sus certezas y la pérdida –o al menos el cuestionamiento– de algunos de sus privilegios en el marco de la última ola feminista.

En Hego Euskal Herria, el 25N llega condicionado por la lógica estatal, cuyo último episodio ha tenido como protagonistas los insultos de Vox a la ministra de Igualdad, Irene Montero, en el marco de la polémica a cuenta de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como la ley del «solo sí es sí». Los diputados fascistas han traspasado todas las líneas, evidentemente, pero sería del todo insuficiente respirar aliviados porque el resto del arco parlamentario ha rechazado con mayor o menor contundencia los ataques. Es importante observar en qué contexto ha llegado la desbocada ofensiva de Vox. Una interpretación interesada y torticera de la ley ha llevado a varios jueces a rebajar algunas penas a condenados por violencia machista, lo que ha generado una exagerada reacción en contra de la ley y sus impulsoras. Son muy pocos los que han evitado deslizarse por la pendiente del punitivismo y cargar contra la ley y sus logros –evidentes pese a sus límites–. Algunas resoluciones judiciales en sentido contrario y la orden de la Fiscalía de no rebajar penas mínimas han llevado a muchos a recoger cable, pero la hemeroteca es tozuda.

El tamaño de la reacción antifeminista no lo dan los insultos de Vox, sino las adhesiones que ha generado esta inaudita campaña contra la ley que, entre otras cosas, eliminó por fin la diferencia entre abuso y agresión sexual. Razón más que suficiente para reivindicar en las calles la vigencia de la agenda feminista y recordar que la lucha real contra la violencia machista no pasa por el debate sobre la cantidad de años a los que deba condenarse a un violador.

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