Avalar el 155 o confrontar la involución española

Cuando la competición por la españolidad se instala en el tablero político de Madrid, la democracia y el raciocinio más elemental saltan por la ventana. Así, el Gobierno español de Mariano Rajoy prefiere poner en riesgo los Presupuestos Generales del Estado a perder algún punto en dicha competición, mientras un PSOE a la deriva se apunta a la campaña contra los medios públicos catalanes –en los cuales, por cierto, acostumbra a tener más espacio que en los medios públicos estatales–. Todos bailando al ritmo que impone Ciudadanos, que ayer inauguró la plataforma con la que espera dar el salto en las municipales y autonómicas del año que viene, mientras en Podemos se ahogan en trampas autofabricadas, incapaces de levantar la mirada del ombligo. Es difícil encontrar un solo aliciente para seguir defendiendo la permanencia en el Estado español.

En este contexto, el PNV debe tomar hoy una decisión crucial, ya que, si nada cambia en las próximas horas, la votación definitiva de los Presupuestos en el Congreso de los Diputados, prevista para el miércoles, se realizará con el 155 en vigor. En realidad, la decisión debería ser muy sencilla, pues son innumerables las veces en que diferentes portavoces jeltzales han asegurado que no aprobarían las cuentas del Estado si el 155 seguía en pie. Pero también dijeron que no iban a negociar con el ejecutivo de Rajoy mientras la autonomía catalana siguiese formalmente suspendida y, evidentemente, lo hicieron.

Pero en cuestión no solo está la palabra dada. La decisión de fondo que el PNV debe tomar es si avala la deriva española –y el 155 contra Catalunya– escudado en el tramposo argumento de apuntalar al PP para frenar a Ciudadanos –es evidente que no se está frenando, todo lo contrario–, o si confronta la ola regresiva que viene de Madrid mirando a los intereses del país a largo plazo. Un país, Euskal Herria, en el que ya existe una mayoría holgada para hacer frente a la involución democrática.

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