Condena histórica a Monsanto y el glifosato

El Tribunal Superior de San Francisco, en California, dictó el viernes una sentencia inédita a favor Dewayne Johnson, un jardinero con un cáncer linfático que denunció al gigante Monsanto al considerar que uno de sus productos estrella, el herbicida Roundup, contribuyó a desarrollar el linfoma que, según sus médicos, acabará con su vida en los próximos meses. El jurado le dio la razón y condenó a Monsanto a pagarle 289 millones de dólares –253 millones de euros–.

Además de la sentencia condenatoria, el proceso judicial –en el que se han conocido comunicaciones internas de la compañía– ha servido para poner en tela de juicio las estrategias comerciales del gigante químico, absorbido por Bayer en junio. Ha puesto de manifiesto la manipulación de literatura científica, la compra de periodistas e investigadores, así como las cuestionables relaciones con los reguladores. Todo con el objeto de blanquear y presentar el Roundup como inocuo para la salud humana, pese a que las primeras voces en alertar contra el abuso de este herbicida se alzaron en los años 80. En este sentido, cabe detallar que la condena se basa en que la compañía no informó adecuadamente de los riesgos que suponía la utilización del producto mencionado. Algo complicado cuando toda su comunicación pública se ha basado, precisamente, en asegurar que el riesgo era nulo. Otro juicio parecido está ya fechado para octubre, mientras que hay registradas más de 4.000 denuncias solo en EEUU.

En el fondo del caso aparece el glifosato, el herbicida más usado en el mundo y cuyo carácter cancerígeno –en casos de gran exposición continuada en el tiempo– ha sido fuente de arduas polémicas y disputas. La UE consideró a finales de 2017 que no lo era peligroso y autorizó su venta durante cinco años más. El tribunal de San Francisco, sin embargo, da ahora la razón a todos aquellos que llevan años advirtiendo del peligro. Entre ellos se encuentra, por cierto, la Organización Mundial de la Salud.

Bilatu