De la preocupación por la vivienda a la movilización

A finales de octubre la Red de Sindicatos de Vivienda de Euskal Herria convocó una manifestación en Bilbo para el próximo sábado día 14 con el objeto de denunciar el negocio inmobiliario y reivindicar el derecho a una morada digna. La convocatoria ha recibido ya la adhesión de 220 agentes sociales y  de los principales sindicatos del país. Un amplio apoyo que refleja la creciente preocupación social que provoca la subida generalizada de los precios de la vivienda. La carestía impide a los más jóvenes emanciparse, y absorbe una parte creciente de unos presupuestos familiares bastante castigados por la inflación.

Un alza de los precios que es común a la mayoría de países de Europa y que es consecuencia de la entrada masiva de los fondos de inversión o fondos buitre en el negocio inmobiliario. Con ellos se han acelerado los procesos de gentrificación de las ciudades y el auge del alquiler turístico. Este traspaso de una parte importante de las viviendas a la oferta turística en detrimento del uso residencial es lo que ha provocado, en gran medida, esta interminable subida de los precios, tal y como certifican los portales inmobiliarios. Ayer mismo, uno de ellos señalaba que el barrio con el mayor alza de precios ha sido Arrotxapea, donde el precio del metro cuadrado ha crecido nada menos que un 24% en un año. La vivienda no es un bien cuya oferta se pueda ampliar a voluntad y en un corto espacio de tiempo, de ahí que cualquier reducción en la disponibilidad se traslade inmediatamente a los precios.

Por esa razón, únicamente los países con un importante parque de alquiler público, que prácticamente no existe en este país, han podido contener el repunte del precio de la vivienda. A corto plazo, solamente la implementación de los cambios legislativos aprobados con la declaración de zonas tensionadas permite a los ayuntamientos intervenir en los precios de la vivienda. Pero su despliegue se está desarrollando con lentitud. Mientras tanto, los desahucios no cesan: el último este mismo lunes en Bilbo. En este contexto, la presión y la movilización social se convierten en herramientas imprescindibles para impulsar cambios de calado.

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