Duelo, acto de consciencia, compromiso y prioridades

Tenía que llegar, y fue ayer. La noche del miércoles al jueves murió en un hospital de Bizkaia una enfermera infectada por el Covid-19. Tenía 52 años y llevaba varios días hospitalizada. Por ahora no hay más datos, ni personales ni sobre su contagio. La consejera de Sanidad, Nekane Murga, asumió en la cadena Ser que la infección sucedió mientras trabajaba. Es decir, todo indica que estuvo demasiado expuesta al virus. Lo cierto es que se trata de la primera víctima mortal provocada por el coronavirus entre los profesionales de los servicios sanitarios vascos. Es, en este sentido, la primera persona que ha fallecido en esta crisis por trabajar para que ninguna otra persona muera.

La crisis no da tregua. Ayer había 55 personas ingresadas en las UCI de Bizkaia, Gipuzkoa, Nafarroa y especialmente de Araba, donde están casi la mitad de los enfermos más graves, 25. Hay que recordar que el objetivo de las medidas de confinamiento y distanciamiento social es retrasar el índice de contagio y aplanar la curva, para que el sistema sanitario no colapse. Paradójicamente, al mismo tiempo el personal sanitario está sujeto a una peligrosa exposición a la enfermedad, a un sobreesfuerzo titánico y a una tensión salvaje. Hay que darles todo lo que necesiten.

La sociedad debe ser disciplinada y solidaria, cumpliendo rigurosamente las medidas tomadas para limitar las muertes y los daños. El atasco de coches de ayer en la carretera entre Bizkaia y Cantabria, con cientos de personas camino de su segunda residencia a pasar el puente, es inaceptable. A su vez, las administraciones públicas deben priorizar las condiciones de trabajo y vida de quienes se enfrentan al virus en primera línea: el cuerpo sanitario. Las imágenes de militares españoles, pertrechados para la guerra nuclear desinfectando sus cuarteles, son ridículas y vergonzosas. Mientras algunos banalizan el riesgo, miles de personas cumplen con su compromiso solidario y otras tantas hacen su trabajo, sin escapismo ni alardes.

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