EEUU se movilizan ante la injusticia
La política de la Administración Trump de detener y deportar a la mayor cantidad de migrantes posible está generando resistencias y protestas a lo largo y ancho del país. Algunas no trascienden, pero otras, como las que empezaron el pasado fin de semana en California, han abierto informativos en todo el mundo. Las protestas convocadas frente al servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) han terminado provocando graves disturbios como consecuencia de la actuación policial y se han saldado con más de un centenar de manifestantes detenidos, incluido un líder sindical de los trabajadores de servicios, después de que la Policía calificara una reunión en el centro de Los Angeles como asamblea ilegal.
En ese contexto, el presidente de EEUU ha dado la orden de enviar a la Guardia Nacional para responder a los disturbios, una medida muy inusual –aunque no inédita–, ya que su despliegue suele darse a petición del gobernador del estado. Por ello, esta decisión de Trump ha sido duramente criticada por el gobernador demócrata de California, que ha acusado al presidente de buscar «espectáculo». La respuesta ha llegado del secretario de Defensa, Pete Hegseth, que ha amenazado con enviar también a los marines para poner orden. De este modo, los republicanos han logrado transformar una protesta contra sus políticas migratorias, inhumanas y racistas, en un enfrentamiento entre demócratas y republicanos, en una batalla política sobre el modo de actuar frente a movilizaciones legítimas, que son consecuencia del hartazgo de la ciudadanía ante la creciente represión y arbitrariedad.
Los disturbios de Los Angeles son una muestra más de que la política de Trump de conseguir la paz a través de la fuerza es un fracaso completo. El problema es que la fuerza no sirve para alcanzar la paz, sino que, por el contrario, estimula la movilización ante lo que la gente percibe como grandes injusticias. En cualquier sociedad, la paz solo se puede construir desde la justicia –«No Justice, No Peace!», gritan en las calles–, lo que significa fortalecer el respeto de los derechos de todas las personas, incluidas las migrantes. Seguir apostando por la fuerza no hace más que estimular la resistencia ciudadana.