El Brexit se consuma, la crisis de la UE persiste

A partir de hoy el Brexit es ya una realidad. Gran Bretaña se despide de la Unión Europea con la tarea pendiente de negociar antes de que finalice este año un acuerdo que recoja los términos de la futura relación. Los líderes europeos aprovecharon el acontecimiento para subrayar la fortaleza que da la unidad, mientras que al otro lado del canal, Boris Johnson hablaba del «amanecer de una nueva era». Palabras huecas que poco explican lo ocurrido y que tampoco sirven para perfilar cómo serán los futuros escenarios.

Tres años y medio después del referéndum en el que ganó por poco la opción de salida de la Unión Europea se ha consumado la separación. Ha sido un proceso largo que a menudo daba la impresión de ser un tour de force entre las élites europeas y británicas, y que no ha hecho sino exasperar a la gente y alimentar las incertidumbres de empresas e instituciones. Finalmente, se ha impuesto la prudencia y se ha optado por el acuerdo. En cualquier caso, y en lo que atañe a la Unión Europea, no da la impresión de que en Bruselas hayan sacado lecciones de lo ocurrido, o al menos no públicamente. La mayoría de los análisis se centran en achacar el Brexit a la proliferación de los bulos y al auge del populismo, obviando que ambos fenómenos no son sino la manifestación de un malestar social amplio y profundo. Y en la Unión Europea ese malestar tiene mucho que ver con el modo en el que se toman las decisiones; con la gestión de la crisis económica que ha provocado una caída generalizada del bienestar de las clases trabajadoras de toda la UE; con la nefasta gestión de la crisis griega y con la incapacidad para encauzar la crisis de los refugiados. Cuestiones todas ellas que dibujan un proyecto europeo en crisis, en el que el Brexit apenas es un síntoma más.

Por otro lado, es posible que las élites británicas aspiren a convertir a Gran Bretaña en un centro financiero y paraíso fiscal al modo de Singapur en Europa. Pobre perspectiva para los pueblos que luchan por su independencia.

Bilatu