El estrés laboral cada vez causa más muertes

Un trabajador murió ayer en un accidente laboral al caer del tejado que estaba reparando en una empresa de Basauri. El martes otro empleado falleció en una fábrica de Aduna mientras trabajaba, víctima de un infarto. Con ellos son al menos veintidós los trabajadores que han muerto este año en Euskal Herria en accidentes laborales, lo que conforma una siniestra estadística de más de un trabajador por semana fallecido mientras laboraba.
Una cantidad inaceptable que indica que algo está fallando estrepitosamente, más cuando algunos de estos accidentes se repiten de forma periódica, como son las caídas desde grandes alturas. A pesar de ello siguen sin tomarse medidas para evitar que se produzcan. Así como los mismos accidentes ocurren una y otra vez, también se repiten las circunstancias laborales de las personas que los sufren. El uso y el abuso de la subcontratación de empresas es una de las características que se observa en muchos de ellos, como en el ocurrido en Basauri ayer, por ejemplo.

En cualquier caso, llama especialmente la atención que se produzcan tantos accidentes mortales en la fase descendente del ciclo económico. Con la actividad económica al ralentí, además de accidentes traumáticos, se producen otros muchos no traumáticos, hasta el punto de que los infartos y los ictus se han convertido ya en la primera causa de accidentes laborales mortales, según ha denunciado el sindicato LAB. Y en estos casos, resulta determinante la presión laboral, el estrés y los elevados ritmos de trabajo que se imponen, independientemente de la coyuntura.

Los accidentes laborales, tanto traumáticos como no traumáticos, no son fruto del azar o la casualidad, son el resultado de unas relaciones laborales en las que prima la precariedad, la subcontratación, el incumplimiento de las normas y unos ritmos de trabajo elevados. Para preservar la vida de los trabajadores también es necesario dignificar las condiciones de vida y de trabajo.

Bilatu