El eusko, una década haciendo país

El eusko, la moneda que los habitantes de Ipar Euskal Herria crearon en 2013, acaba de cumplir 10 años. La principal moneda local vasca llega a este aniversario convertida, además, en la más utilizada de Europa con 3,5 millones de eusko en circulación, 1.300 profesionales adheridos a la iniciativa y alrededor de 4.000 usuarios habituales. También es importante subrayar el respaldo institucional que ha logrado, con 36 ayuntamientos y la Mancomunidad Vasca asociados a la iniciativa.

Tanto desde el punto de vista de la duración del proyecto, como del número de usuarios y del volumen de moneda en circulación el balance es ciertamente positivo. Sin embargo, en este tipo de monedas locales son más importantes otros efectos de su uso que resultan bastante más difíciles de cuantificar. El dinero local permite fortalecer las relaciones sociales dentro de una comunidad, sirve para estrechar las relaciones entre productores y también entre los profesionales y los consumidores locales. De ese modo, a medida que aumentan los vínculos comunitarios se estimula un uso mucho más eficiente de los recursos locales, lo que inevitablemente se traduce en un impulso positivo para la economía local y en beneficios para el medio ambiente gracias, sobre todo, a la reducción de las emisiones asociadas al transporte. Otra característica específica del eusko es que su uso está asociado al compromiso de vivir en euskara, lo que ha servido para avanzar en la normalización del uso de la lengua nacional vasca.   

El eusko es, sin duda, una iniciativa positiva para la comunidad que lo ha impulsado, y una referencia para todo el país. Sin embargo, su existencia también deja constancia de las limitaciones que tienen los proyectos locales para transformar las actuales relaciones económicas y de poder. Las economías  locales están imbricadas en una densa red de interrelaciones globales y condicionadas por centros políticos de poder cada vez más lejanos. Buena muestra de ello es, por ejemplo, la estricta legislación que se aplica a este tipo de proyectos. Por ello, mientras no se pierdan de vista sus límites, las iniciativas locales como el eusko contribuyen, sin duda, a hacer país.

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