El Partido Popular, una máquina de corrupción

La Policía española detuvo ayer al exministro de Trabajo del gabinete de José María Aznar, Eduardo Zaplana, y a otras seis personas más. Los detenidos han sido acusados de los delitos de malversación, prevaricación, blanqueo de capitales y cohecho, delitos todos ellos relacionados con el saqueo de bienes públicos y el abuso de autoridad, es decir, perpetrados siendo cargos públicos contra la comunidad a la que dicen servir. También ayer fue llamado a declarar, en otra investigación, el actual numero dos de Montoro en el Ministerio de Hacienda por delitos cometidos presuntamente cuando era alcalde de Jaén. No son gotas sueltas, sino una mancha de aceite que pringa absolutamente todo.

Enésima operación policial contra militantes y altos cargos del PP que muestra que la corrupción está profundamente enraizada en las estructuras de esta agrupación política, hasta el punto que más que un partido parece una asociación de malhechores. Así lo atestiguan las repetidas acusaciones de soborno, malversación y prevaricación que se han formulado en los sucesivos sumarios abiertos. Por otra parte, las formas que ha utilizado para resolver algunos conflictos internos, como la reciente destitución de Cristina Cifuentes en Madrid, son incluso más propias de organizaciones mafiosas. En definitiva, el Partido Popular es la cristalización del modelo político-institucional de la llamada democracia española: un sistema de poder opaco, controlado férreamente por una reducida élite, que se sirve de las instituciones públicas para su enriquecimiento.

Un partido que se ha apropiado de lo publico para su lucro particular y que no cumple con su palabra dirige el Gobierno español y la deriva autoritaria que está protagonizando. Tan acostumbrados están a hacer negocios que han olvidado hacer política. El de los negocios es el lenguaje común que ha encontrado con el PNV, que a estas alturas sigue desojando la margarita de los presupuestos. Asociarse a esta banda es, en todo caso, un mal negocio.

Bilatu