Es tiempo de construir una república vasca digna

El rey emérito, Juan Carlos de Borbón ha huido del Estado español con rumbo desconocido en una operación que, por lo que ha trascendido, ha sido diseñada entre la Casa Real y la Moncloa. Parece que el objetivo último de la misma era tratar de apuntalar a una monarquía española en horas bajas y con ella el régimen del 78. Es posible que pensaran que subrayando las corruptelas del rey fugado pudieran, por contraste, hacer bueno al monarca actual. Sin embargo, y a la luz de la reacción general, más que apuntalar la monarquía y el régimen que se camufla tras ella, da la impresión de que han logrado todo lo contrario: dejar en evidencia su carácter corrupto e irreformable.

Vista desde Euskal Herria, toda esta operación no hace sino confirmar lo que en este país todo el mundo sabía sobre la monarquía y el papel que ha desempeñado dando continuidad al régimen de Franco. Fue el pivote que sirvió para que a su vera todos los franquistas se reciclaran en demócratas de toda la vida, al tiempo que se cerraban las puertas a cualquier proyecto emancipador y democrático. De paso, y en correspondencia con el inestimable papel que desempeñó para la continuidad de la élite franquista, decidió remunerarse generosamente sus servicios y enriquecerse a cuenta de sus súbditos mediante el cobro de comisiones, como ya denunció hace más de 30 años un consejero de Campsa, compañía que entonces gestionaba el monopolio del petróleo en el Estado. Un personaje y una institución a la altura del Estado al que representa.

La cuestión sobre el futuro de la monarquía en el Estado  y si este es reformable o no atañe a los españoles. Ahora bien, continuar con la subordinación a los designios de Madrid será la ruina para Euskal Herria. Es tiempo de dar la palabra a la mayoría de la sociedad vasca, demócrata y por tanto republicana, que aspira a construir un Estado independiente que, como señaló Arnaldo Otegi, sea «digno, con leyes justas, un gobierno honrado y un pueblo culto».

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