Jubilados y pensionistas señalan el camino

Otro lunes más de concentraciones masivas de jubilados y pensionistas en las capitales y también en numerosas localidades vascas. Continúan reclamando una pensión mínima de 1.080 euros y medidas que vayan más allá de acuerdos puntuales y coyunturales, y que sirvan para garantizar la viabilidad del sistema público a largo plazo. Para este sábado hay convocadas nuevas manifestaciones en una muestra de que la presión de la movilización no remite con la subida ofrecida por PP y PNV, que entienden, carece de recorrido estratégico. El combate por unas pensiones dignas continúa sumando nuevos apoyos de otros sectores sociales, dando a la lucha un carácter cada vez más transversal e intergeneracional.

Todo indica que los elaborados cálculos del PP y del PNV para sacar adelante los presupuestos al tiempo que desactivaban las protestas de jubilados y pensionistas no van por los cauces previstos. Si el espíritu fenicio del PNV vio en el 155 una oportunidad para subir el precio de su acuerdo y reforzar su perfil social, el mantenimiento de la intervención del Gobierno de la Generalitat le ha puesto en un brete; un dilema, por otro lado, de fácil solución para cualquier demócrata. En cuanto al PP, el acuerdo le permitía aprobar los presupuestos, retrasar las elecciones, zafarse de la presión de jubilados y pensionistas y, por último, sumar el aval indirecto del PNV a la actuación en Catalunya.

Más allá de lo que pase mañana con los presupuestos y con la subida de las pensiones pactada, los acuerdos logrados entre el PP y el PNV han dejado claro que existe un importante margen para hacer otras políticas sociales. Las movilizaciones de jubilados y pensionistas han desnudado esa verdad. Y también han mostrado el espíritu de los tiempos actuales, donde la presión de la movilización social va a ser determinante para poder frenar el creciente autoritarismo, la regresión en el ámbito de los derechos políticos y los recortes de las políticas sociales.

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