La odisea del «Aquarius» termina, la crisis se agudiza

La odisea del «Aquarius» ha llegado a buen puerto. El barco de rescate que llevaba a bordo 630 migrantes, entre ellos siete mujeres embarazadas y más de cien menores no acompañados, atracó junto con otros dos barcos en el puerto de València dando fin a la pesadilla. La acogida de esas personas es una muestra de humanidad y benevolencia, aunque como el propio ministro español de Exteriores ha señalado, sea solo un «acto de simbólico», un gesto para marcar perfil y apuntarse un tanto. Pero la disputa diplomática creada en torno a la suerte del «Aquarius» no se ha cerrado, ni parece que vayan a extraerse lecciones comunes para una Europa cada vez más dividida. Los estados siguen a la gresca y las causas de esta trágica crisis migratoria, sin ser atendidas.

Se anuncia una cumbre europea de urgencia para fijar una posición común. La negativa de Italia y Malta a dar puerto a los barcos de rescate, en línea con lo que propugnan los países del Este englobados en el grupo de Visegrado –Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia– está ganando fuerza. Mientras tanto, los ministros de Interior de Austria, Alemania e Italia anuncian la creación de un «eje» de cooperación en seguridad e inmigración. La idea de externalizar los centros de procesamiento de asilo y de financiar con millones de euros a regimenes represivos y milicias privadas an África para que «paren» sobre el terreno los flujos migratorios es ya doctrina oficial. Una nueva normalidad, totalmente contraproducente, que condena a los migrantes a situaciones desesperadas, que los deja en manos de las mafias que trafican con personas, o los abocan a ser vendidos en el comercio de esclavos.

Las personas que ayer desembarcaron en València son los rostros visibles de una crisis mucho más profunda, que es existencial para la UE: el año pasado más de 150.000 migrantes cruzaron el Mediterráneo y miles murieron en el intento. Europa necesita una política compartida para la migración, y no en contra. En ello se juega su futuro.

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