El domingo se celebra el Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, pero tanto la Administración como los sindicatos adelantaron al día de ayer sus movilizaciones y valoraciones. La patronal, como suele ser habitual, no trató el tema públicamente. Y la Organización Internacional del Trabajo alertó de los nuevos riesgos relacionados con el estrés, los riesgos psicosociales y enfermedades no trasmisibles como las circulatorias, las respiratorias y el cáncer.

De los mensajes lanzados ayer resaltan dos cuestiones. Por una parte, el discurso de la consejera de Trabajo y Justicia Social de Lakua, Maria José San José, que además de reivindicar el trabajo de Osalan, señaló que no hay empleos de calidad si estos no son seguros. Un mensaje que viene a poner el acento de la calidad en el empleo en la seguridad de los puestos de trabajo. Evidentemente, eso es así, pero no es ni mucho menos la único condición, y a veces ni siquiera la principal; la mayoría de los accidentes ocurren en los primeros dos meses de contrato, con lo que la temporalidad, y por extensión la precariedad en la contratación, se convierte en un importante factor de riesgo que salta por encima del puesto de trabajo para apuntar a una relaciones laborales precarias, fruto de reformas laborales que han mermado los derechos de los trabajadores.

Por otra parte, en los discursos de ayer la perspectiva de las mujeres trabajadoras estuvo muy presente. Desde las trabajadoras del hogar recordaron al Ejecutivo de Urkullu que no ha cumplido el mandato del Parlamento de publicar una guía de seguridad y salud en los trabajos del hogar. Pero también se llamó la atención sobre la división sexista de los empleos que lleva a las mujeres a trabajar mayoritariamente en puestos de trabajo en los que no se evalúan los riesgos para la salud; y se denunció la guía de la Seguridad Social que endurece los criterios para el acceso a la prestación de riesgo durante el embarazo. La perspectiva feminista alcanza ya a la seguridad y salud laboral.