La precariedad estival provoca más accidentes

Un trabajador murió la noche del domingo en el puerto de Hondarribia al caer cuando descargaba el barco en el que faenaba. Con este ya suman cinco los trabajadores muertos en Euskal Herria en una semana: dos camioneros, un trabajador al caer de un tejado en una fábrica de Viana y otro más atropellado por un tractor en Betelu. Un trágico balance en un mes teóricamente vacacional e inadmisible en una sociedad que se dice avanzada.

El hecho de que se acumulen accidentes laborales muy graves en época estival debería ser motivo de una profunda reflexión social. Como afirmó hace poco la consejera de Trabajo del Gobierno Vasco, María Jesús San José, la mayoría son accidentes propios del siglo XIX: caídas, atropellos… y así lo certifican los ocurridos esta pasada semana. Da la impresión de que en seguridad laboral seguimos anclados en tiempos de la revolución industrial, lo que da medida del pobre esfuerzo en prevención que se hace para garantizar trabajos sin peligro. Pero que los accidentes mortales ocurran precisamente en estas fechas muestran que hay otro tipo de factores de riesgo, y entre ellos están las largas jornadas laborales para compensar la falta de personal. Un informe publicado ayer daba cuenta de que las horas extras continúan aumentado y son una de los principales formas usadas por las empresas para solventar los picos de actividad. Y donde hay urgencias aumenta la presión y las prisas que terminan provocando graves percances. Así pues, todos estos accidentes en periodo vacacional desgraciadamente vienen a corroborar la absoluta precariedad laboral existente en nuestro país.

Las Juntas Generales de Gipuzkoa lamentaron el accidente de Hondarribia pidiendo a empresarios y trabajadores que se impliquen en la seguridad, obviado así la diferencia de capacidad de actuación existente, lo que no hace sino soslayar la responsabilidad de cada cual. Mejor sería que alzaran la voz contra la reforma laboral.

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