Lecciones de la Comisión de la Verdad colombiana

Los acuerdos de paz de La Habana recogían entre otras cuestiones la creación de una comisión de verdad en Colombia como uno de los principales pilares de un sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición. Dicha comisión finalizó sus trabajos y presentó el informe de conclusiones que lleva el sugerente título “Hay futuro, si hay verdad”. Tras la presentación en Bogotá, a la que no asistió el presidente Iván Duque, la Comisión expondrá hoy en Bilbo los resultados de su labor a la opinión pública europea.

Cada proceso tiene unas características particulares que se van poniendo de relieve a medida que la resolución avanza y la paz se consolida. En el caso de Colombia, entre las conclusiones de la Comisión, llama la atención que se proponga la creación de un Ministerio para la Paz y la Reconciliación. Resulta esclarecedor, asimismo, que se sugiera replantear el problema del narcotráfico, una conclusión que da buena medida de la importancia que tuvo la llamada “guerra contra el narcotráfico” en la prolongación del conflicto colombiano. También es novedosa la visión que define la seguridad como un bien público, es decir, algo que no es competencia exclusiva de la policía, sino que concierne a la sociedad en su conjunto y que es algo más que la mera ausencia de violencia. Una última aportación original de la experiencia colombiana es que el informe reconoce a los exiliados como parte del colectivo de víctimas.

Desde Euskal Herria, sin embargo, quizás lo más reseñable sea que la Comisión de la Verdad se ha mostrado como un instrumento sanador para las víctimas, especialmente para aquellas que sabiendo que no van a poder acceder a la justicia, buscan que al menos se conozca la verdad de las violaciones de los derechos humanos que sufrieron. Una comisión de la verdad puede ser un buen instrumento de reconocimiento del daño padecido que responda al derecho de todas las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. Asimismo, sus trabajos y conclusiones pueden poner las bases para asegurar la no repetición. La experiencia colombiana puede ofrecer importantes lecciones, también a Euskal Herria.

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