La Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos hizo público ayer un fallo en el que exige la «liberación inmediata» del líder kurdo Selahattin Demirtas, representante del partido HDP, acusado de «terrorismo» y en prisión desde 2016. El fallo de Estrasburgo es muy contundente. Expone que en el proceso contra Demirtas las autoridades turcas han violado la libertad de expresión, el derecho a la libertad y la seguridad, el derecho a una decisión rápida sobre la legalidad de la detención y el derecho a unas elecciones libres. El Tribunal europeo «considera probado» que, teniendo en cuenta la importancia del referéndum de 2017 y las elecciones presidenciales de 2018, los arrestos de Demirtas «tenían el propósito de reprimir el pluralismo y limitar la libertad del debate político, lo que está en el centro del concepto de una sociedad democrática».

A la vez que se conocía este fallo, se sabía que la también electa del HDP y copresidenta del Congreso para una Sociedad Democrática (DTK), Leyla Güven, era arrestada. Acusada de pertenencia a una «organización terrorista» y «difusión de propaganda» a favor del PKK, Güven ha sido condenada a más de 22 años de prisión tras una dura batalla jurídica. Antes ya pasó otros cinco años encarcelada. En general, estas sentencias contra diputados o alcaldes kurdos se refieren a discursos políticos realizados en público. El Gobierno de Recep Tayyip Erdogan eliminó la inmunidad parlamentaria y  ha arrestado a docenas de diputados y alcaldes kurdos sustituyéndolos por funcionarios a sus órdenes. Sin ir más lejos, en las elecciones municipales de 2019, el HDP logró 53 alcaldías, de las que solo quedan tres a consecuencia de esa clase de detenciones y procesos.

Está por ver qué hará Erdogan tras este fallo tan duro contra su estrategia represiva para eliminar la discrepancia política o religiosa y contra el pueblo kurdo. No hay que descartar que Ankara intente burlar la sentencia de Estrasburgo para seguir violando derechos humanos.