La aprobación del Programa de Aprendizaje de Inglés (PAI) con los votos de PSN y Navarra Suma, y sin que el Consejo de Nafarroa hubiera emitido el informe preceptivo, abrió una grieta dentro del Ejecutivo, y también entre las fuerzas que lo apoyan. Ayer la historia se volvió a repetir cuando el Parlamento de Nafarroa aprobó la ley del profesorado de religión, esta vez con los votos favorables de Navarra Suma y Geroa Bai y con el informe contrario del Consejo de Nafarroa, pero que contenía dos votos particulares favorables que sirvieron de excusa para aprobar la nueva norma.

En política los aspectos formales de las decisiones también tienen su importancia. Es conocido que los informes del Consejo de Nafarroa son consultivos. Sin embargo, que algunas fuerzas políticas no les hagan ningún caso indica que lo que más interesa no es aprobar una norma que mejore determinados aspectos de la vida pública o de la Administración, sino sobre todo desgastar al oponente político. En esa operación de desgaste, el fin justifica los medios, y las cuestiones formales son ignoradas abiertamente. Este tipo de actuaciones dañan la política y dan una imagen bastante pobre de las instituciones.

En cuanto al contenido de la ley aprobada, hay que subrayar que va contra el acuerdo programático suscrito en su día y que abogaba por avanzar hacia el laicismo, para lo que es fundamental, entre otras cuestiones, dejar la religión al margen de la escuela. La Iglesia católica no asume este hecho e intenta influir, también en los partidos. Por otro lado, al intentar dar estabilidad a los profesores de religión esta norma está generando una situación discriminatoria que muy posiblemente no se pueda materializar.

Con todas estas escaramuzas, a las que Navarra Suma presta gustosamente su apoyo, más que preparar el terreno electoral lo que están haciendo los socios del Ejecutivo es desbaratar sus propias opciones. La política necesita seriedad y altura de miras, y los partidos que conforman el Gobierno no están demostrando ni lo uno ni lo otro.