Orgullo, chulería y falta de coraje

La súbita dimisión de Mario Fernández ha generado confusión en el entorno de Kutxabank, o viceversa. Es difícil saber qué razones han llevado al jurista metido a banquero a adelantar unos meses su decisión, prevista para marzo. Las filtraciones sobre sus desavenencias con el PNV son claramente interesadas y el tiempo dirá si realmente existen y si son las que se dicen u otras.


Por el contrario, en clave de cálculo personal y profesional, si bien los resultados oficiales de las últimas pruebas de estrés son positivos, las perspectivas de Kutxabank para los próximos ejercicios, tanto en lo institucional como en lo financiero, no son tan halagüeñas. Los despropósitos de Vital y Kutxa siguen lastrando sus libros, arrasando su patrimonio, mermando su obra social y desacreditando su imagen ante la sociedad vasca. La aplicación del IRPH y la ejecución de los desahucios acrecientan esa imagen. La fusión ha servido para reordenar pero no para relanzar Kutxabank, menos aún para crecer. En el reparto estatal de toxicidad las cajas vascas han salido malparadas con Caja Sur, que no vale ni para crecer ni para expandirse. La privatización se dará, y se dará en malas condiciones, sin seguridad jurídica. Lo peor, evidentemente, es que se perderá el control público de la entidad que debería ser la piedra angular del sistema financiero vasco.


Desde un punto de vista personal y en base a los valores imperantes en esta sociedad, Mario Fernández tiene razones para sentirse orgulloso de su carrera. Se puede poner chulo, como a él le gusta. Pero también es cierto que ese orgullo y esa chulería no le han dado el coraje suficiente ni para plantarse ante los mediocres que le han asignado a dedo ni para poner pie en pared ante intereses ajenos a los de la ciudadanía vasca, en general, y sus clientes, en particular. Su inteligencia y su voluntad de servir al país, aunque sea en parámetros opuestos a los defendidos por esta cabecera, no salen tan bien parados en una cuenta de resultados mínimamente objetiva.

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