Pasividad institucional ante el genocidio de Gaza

Desde hace dos meses Israel prohibe la entrada de cualquier tipo de ayuda a la Franja de Gaza. Los bombardeos a la población civil no han sido suficientes para expulsar a los palestinos, de ahí que el Gobierno sionista haya decidido provocar deliberadamente una hambruna a más de 2 millones de personas, en otra vuelta de tuerca para culminar sus planes de limpieza étnica de Gaza. Cruz Roja y la ONU denunciaron ayer que la situación está al borde del colapso. También ayer, el Gobierno chino defendió ayer ante la Corte Internacional de Justicia que Israel, como potencia ocupante, no puede «ejercer soberanía sobre los territorios palestinos» y por tanto tampoco puede prohibir las actividades de las agencia de ONU, en particular de la Unrwa. Una declaración sin duda importante, pero que poco aporta cuando el genocidio no se detiene y la pasividad de la comunidad internacional es la nota dominante.

Ante esta situación de inacción, la Coalición de la Flotilla de la Libertad preparaba un nuevo intento solidario de romper el bloqueo israelí. Sin embargo, en la madrugada del viernes, su barco fue atacada por un dron y quedó inutilizado en aguas internacionales, cerca de Malta, aproximadamente a 2.000 km de Israel. El Gobierno sionista no quiso comentar el bombardeo, un silencio altamente significativo. En cualquier caso, pocas voces se han alzado para denunciar este ataque contra una iniciativa civil y solidaria. La UE se limitó a expresar su preocupación, aunque el ataque que se cometió en la frontera marítima de un Estado miembro, y a desaconsejar este tipo de iniciativas, que según su nota, conllevan «posibilidades de una escalada», lo que significa que la UE considera que el mejor modo de frenar el genocidio es dejar que Israel lo culmine; cualquier otra iniciativa «escala» el conflicto.

Entre los participantes en la iniciativa civil se encontraba un ciudadano vasco, pero el hecho no suscitó ninguna reacción de Lakua. A pesar del silencio institucional cómplice, los miembros del grupo palestino Sol Ban confían en encontrar refugio en Euskal Herria y es que la sociedad vasca sigue comprometida con la defensa de los derechos humanos.

Bilatu