PP y Ciudadanos, una pugna poco prometedora

El mapa político español sigue en proceso de reestructuración. La profunda crisis económica y el conflicto catalán, sin los cuales no se explican ni Ciudadanos ni Podemos, están transformando el ecosistema político español. En realidad, el caso español tiene poco de original, no deja de ser la expresión local de una tendencia generalizada que sacude los cimientos de los sistemas políticos imperantes en la segunda mitad del siglo XX.

Es una crisis de gobernabilidad de tamaño descomunal de la que el proceso catalán también es ejemplo, aunque lo sea de forma peculiar, pues lo que en Catalunya se formula como salida democrática a esta crisis, en la mayoría de los casos –desde los EEUU de Trump a Europa del Este, pasando por la propia UE– toma formas retrógradas que implican un cierre en banda de las élites o remiten a los peores episodios vividos en Europa en los años 30.

Regresando al Estado español, aunque en un primer momento pareció que el mayor envite venía desde Podemos, el fracaso del asalto a los cielos ha dado paso a una lucha en el barro por la hegemonía de la derecha entre PP y Ciudadanos, envalentonados estos últimos por los buenos resultados obtenidos el 21D en Catalunya. Es una lucha inédita en la memoria reciente, cuya base real es difícil de calibrar, dado que se sustenta en encuestas siempre interesadas. Con todo, los sondeos tienen hoy en día un elevado poder performativo, por lo que la pugna es bien real. Lo muestra la reunión celebrada ayer por los varones del PP.

No se puede perder de vista esta lucha, de la que es difícil esperar nada positivo, pues no hace sino endurecer las posiciones de una derecha que domina el panorama español. La mano dura en Catalunya y la ampliación de los supuestos para la cadena perpetua –prisión permanente revisable, eufemísticamente hablando– no son más que dos botones de muestra de una competición que salpicará Hego Euskal Herria, más allá de las contrapartidas que puedan llegar en el corto plazo dada la necesidad del PP de ganar tiempo, precisamente, para dar esta batalla.

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