Soberanía para crear y repartir mejor la riqueza

Ayer, Día Internacional de los Trabajadores, millones de trabajadores y trabajadoras de todo el mundo salieron a la calle. Partiendo de sus respectivas realidades, conjugaron reivindicaciones históricas, como un reparto más justo de la riqueza, con otras más contemporáneas que enriquecen y radicalizan dicho legado –un modelo productivo ajustado a los límites del planeta, el reconocimiento y distribución de los trabajos de cuidado, etc.–. Euskal Herria, donde ayer hubo numerosas movilizaciones, no es ajena a esta evolución.

En el contexto general también hay continuidades y cambios. Por una parte, la desigualdad entre los superricos y las clases populares y trabajadoras se está acrecentando. Mientras las élites oligárquicas anuncian ganancias récord, las condiciones de vida de la mayoría se están precarizando de manera continua. En Euskal Herria también hay indicios de ello: ERTEs, despidos, contratos precarios... la voracidad del sistema capitalista no ha cambiado. Sin embargo, su gobernanza parece que sí lo está haciendo. La globalización neoliberal está en crisis, y los Estados están adquiriendo un papel cada vez más visible: aranceles, planes de reindustrialización, nacionalización de sectores estratégicos, nuevas reglas fiscales… Paradójicamente, los que hasta ayer eran acérrimos defensores del mercado –supuestamente– libre, reivindican hoy más protección e inversión pública. Eso sí, para proteger sus intereses corporativos y financiar una industria de la guerra que padecerán los y las trabajadoras del mundo.

Frente a ello, es menester reivindicar un sector público más proactivo, pero no para hacer la guerra, sino para crear y repartir la riqueza colectiva de manera más justa y sostenible. En ese sentido, la mayoría sindical de Euskal Herria planteó ayer dos reivindicaciones esenciales. Primero, es necesario ahondar en la soberanía política y económica para tener la capacidad de construir otro modelo socioeconómico. Segundo, urge un sueldo mínimo interprofesional propio que garantice desde ya una vida digna a todos y todas. En los próximos meses el reto será avanzar en ello.

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