Sobran los juicios y los tribunales de excepción

Esta semana se ha juzgado en la Audiencia Nacional española a dos jóvenes alaveses a los que se les incautó una mochila con bridas, guantes, walkie-talkies y teléfonos pertenecientes al equipo de seguridad de Hatortxu Rock. Esa mochila y el correspondiente atestado de la Ertzaintza, lleno de suposiciones del agente instructor, han sido suficientes para que se les acuse de un delito de «depósito de armas y explosivos con finalidad terrorista» y se les juzgue en un tribunal de excepción.

A pesar de que a lo largo del juicio no se ha acreditado a qué «organización terrorista» pertenecen o con cuál colaboran, el fiscal mantuvo la petición de una pena de ocho años de prisión. En su alegato aludió a la «violencia callejera», habló de «kale borroka», se refirió a la «izquierda abertzale violenta» y utilizó otros clichés similares sin acreditar absolutamente nada. La retórica de la Fiscalía no ha cambiado en los últimos diez años, sin embargo, la situación política sí: ETA dejó la actividad armada, entregó las armas y se disolvió sin que haya habido nuevos episodios de violencia, más allá de los que a veces provoca con sus actuaciones la Policía. A pesar de todo, la Fiscalía española continúa con su viejo y manido discurso, inasequible al desaliento e incapaz de comprender que esa actitud no hace sino socavar su autoridad. Mantiene una postura que podría calificarse como grotesca si no fuera porque dos jóvenes vascos se están jugando ocho años de prisión.

Este año se cumple una década de la histórica decisión de ETA de dejar las armas y el Estado español continúa impertérrito con la retórica del enfrentamiento y con los juicios en tribunales de excepción. Ya va siendo hora de que deje de lado esas maniobras estériles y dolorosas, desmonte esos instrumentos para el enfrentamiento y empiece a transitar por el camino de la superación de las consecuencias del conflicto. Como ha corroborado una vez más el Tribunal de Estrasburgo esta semana, en el Estado español todavía queda mucho por hacer en el ámbito de la verdad, de la justicia y de la reparación.

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