Un frágil acuerdo de alto el fuego en Líbano

En una jornada dominada por los rumores sobre un posible alto el fuego en Líbano, el Ejército israelí bombardeó el centro de Beirut en un ataque sin precedentes en el que, según las autoridades libanesas, mató a diez personas. Además, bombardeó el centro y el norte del valle de la Bekaa y la ciudad siria de Homs. Por la mañana, lanzó un ataque contra la escuela Al-Hurriya en la ciudad de Gaza, matando al menos a quince personas. El Tsahal atacó en todos los frentes como para dejar constancia de que volverá.

A última hora de la tarde, Benjamin Netanyahu confirmó en un discurso dirigido a la nación que había alcanzado un principio de acuerdo con Hizbulah, que iba a presentar inmediatamente al Consejo de Ministros. La propuesta fue aprobada y entrará en vigor a las 10 de la mañana de hoy. Netanyahu enmarcó el compromiso alcanzado en el objetivo de centrarse en Irán y aislar todavía más a Hamas, ya que hasta ahora Hizbulah había vinculado cualquier tregua a un cese de la agresión contra Gaza. La retórica del primer ministro, en cualquier caso, no fue de paz. Netanyahu señaló que la duración dependerá de lo que ocurra en el país vecino. Aseguró que responderá con firmeza a cualquier acción de Hizbulah y recordó a los contrarios al cese de las hostilidades que el alto el fuego que se alcanzó en Gaza no impidió al Ejército seguir adelante con sus operaciones. Todo ello da muestra de la escasa voluntad del Gobierno israelí. Más que un alto el fuego parece una pausa con el objeto de rearmar al Ejército, que está sufriendo importantes bajas en el sur del Líbano.

En un contexto más amplio, el anuncio de alto el fuego coincidió con la reunión que el G7 celebraba en Roma. EEUU y el Estado francés se presentaron como los muñidores del acuerdo. Datos que apuntan más a una escenificación para reivindicar al G7 como un agente calificado y competente en la escena internacional que como un avance hacia una resolución política. Una impresión que refuerza el hecho de que Netanyahu señalara como una de las razones del acuerdo el retraso en el envío de armas de EEUU, lo que subraya la responsabilidad de Washington en el genocidio de Palestina.

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