Un trabajo decente tiene que ser un trabajo seguro

Dos trabajadores, uno de ellos vecino de Ablitas y de 35 años, y el otro de la localidad de Murchante y de 54 años de edad, murieron ayer en un accidente laboral que ocurrió en la planta depuradora de Corella. Los trabajadores perdieron la vida al caer a un pozo de registro con aguas residuales de unos tres metros de profundidad. Las autoridades remitieron a los resultados de la autopsia para conocer la causa del fallecimiento.

Pocos datos más trascendieron del accidente que vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de abordar con rigor y determinación la cuestión de la seguridad en el trabajo.  Hace apenas diez días conocimos los últimos datos sobre siniestralidad laboral que ofreció el informe anual de Osalan. Las estadísticas apuntaban un descenso en el número general de accidentes, pero contenía un par de datos que dan la medida de lo que realmente ocurre en los puestos de trabajo. Así, como señalo la consejera de Trabajo, Maria Jesús San José, se siguen registrando accidentes «propios del siglo XIX», como golpes, caídas, derrames, cortes... que más que cualquier otra cosa dan la medida del escaso esfuerzo que se hace para garantizar la seguridad de los trabajadores en los puestos de trabajo. Las estadísticas también mostraban que la mayoría de accidentes se producen en los primeros meses de trabajo, dato que no terminaba de aclarar si los accidentes eran consecuencia de la escasa duración de los contratos o de las difíciles condiciones en las que los trabajadores desarrollan su actividad laboral.

Ambas cuestiones muestran que la seguridad y la salud laboral es todavía, en muchos aspectos, una asignatura pendiente. En tiempos de la industria 4.0, que los accidentes laborales sean propios del siglo XIX habla de tremendas distancias entre trabajos, características de sociedades en vías de desarrollo y no de una sociedad que se define como avanzada. Un trabajo decente tiene que ser un trabajo seguro en una sociedad avanzada.

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