Virtudes, defectos y trampas en las redes

Nacidas en los albores del siglo, pero con un crecimiento exponencial en la última década, las redes sociales han cambiado en gran medida la forma en la que nos relacionamos entre nosotras y nosotros, y también con el mundo, abriendo un campo de interacciones insospechado hace no tantos años, y configurando nuevos espacios de comunicación, de ocio y de trabajo. Por ejemplo en el periodismo, donde el vínculo se ha ido estrechando hasta el punto de que hoy casi se hace inimaginable el ejercicio de la profesión sin atender al funcionamiento de las plataformas.

Las redes, qué duda cabe, tienen sus luces y sus sombras. Entre las primeras, la amplificación de todo tipo de voces que en otros contextos han podido quedar silenciadas; un mayor acceso a información global, y también local; y una nueva capacidad de fiscalizar la actividad los poderes públicos. En la cara B, sin embargo, nos encontramos con una polarización creciente en los debates, una eliminación progresiva de matices y, en medio del griterío digital, un menor espacio para la reflexión. En la práctica periodística, asistimos a una especie de dictadura de la inmediatez que no es saludable para una profesión que tiene en la credibilidad su tesoro, y algo parecido ocurre con la política, donde la búsqueda compulsiva de «likes» y «retuits» está sustituyendo al análisis, la perspectiva y la concertación.

Sin embargo, estos son vicios lógicos en herramientas sociales tan potentes, y hay que aprender a convivir con ellos para que sus virtudes se impongan a los defectos. Otra cosa es lo que ocurre con la proliferación de cuentas falsas y de bots, que adulteran el tráfico en las redes y que no tienen más función que la manipulación, en algunos casos con resultados inocuos pero en otros con consecuencias potencialmente graves. En este sentido, igual que ocurre con las brechas en la privacidad, el uso espurio de las plataformas es un problema de entidad suficiente para que actúen con celeridad y nos permitan saber cuánto hay de real en el mundo que han construido en torno a ellas.

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