Ya es hora de acabar con el despilfarro del TAV

El delegado del Gobierno español en la CAV, Denis Itxaso, ofreció una rueda de prensa para vender lo beneficiosos que resultarán los presupuestos generales del Estado para Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Dio una gran cantidad de datos, entre los que se incluían inversiones pero también otro tipo de gastos, con el fin de subrayar que el Ejecutivo español destinará importantes cantidades de dinero a nuestro territorio el próximo año.

Sin embargo, un breve repaso a las cifras deja una impresión bien diferente, no tanto por la cantidad –siempre insuficiente– como por la calidad de las inversiones. De los 570 millones –incluyendo los 58 que financia Lakua vía Cupo– que invertirá el Estado en la CAV, más de la mitad se destinarán al tren de alta velocidad. La escasa otra mitad se dedicará a puertos, aeropuertos, calidad del agua, transición ecológica, rehabilitación de edificios, agricultura y otros asuntos, por lo que se ve, menores. Pocos ejemplos más claros de cómo el proyecto de alta velocidad está descapitalizando todo tipo de infraestructuras básicas y jibarizando servicios esenciales. Además, esa gigantesca obra, que absorbe recursos como un agujero negro, no tiene todavía fecha de conclusión. Ayer Itxaso restó importancia al hecho, de la misma forma que hace unos días el consejero de Planificación Territorial, Iñaki Arriola, anunció el enésimo retraso, sin ni siquiera apuntar una fecha aproximada de finalización. Mientras no se pueda utilizar, poca aportación podrá hacer a la «transformación económica» y al «avance del país» que reivindicó Itxaso. Por no hablar de que todavía no se sabe cómo se va a conectar con Europa, con lo que su utilidad, si algún día entra en funcionamiento, deja ya mucho que desear.

Continuar empecinado en llevar a cabo una obra que carece de sentido y no tiene ni fecha final, además de ridículo, resulta muy caro a la sociedad vasca. La coyuntura no está para despilfarros y ya es hora de acabar con este.

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