Maite Ubiria

Movilización para advertir de que «la crisis sanitaria no puede ser un pretexto para atacar los derechos»

Los sindicatos han hecho hoy su particular rentrée con la convocatoria de manifestaciones en decenas de capitales para denunciar la política del Gobierno de Emmanuel Macron, al que acusan de impulsar reformas y medidas que, al calor de los planes de relanzamiento para sortear la crisis derivada de la pandemia, pueden derivar en «un chantaje para disminuir la calidad del empleo y rebajar los salarios». Más de 500 personas se han sumado a la marcha de Baiona.

La marcha ha partido de Saint Esprit y concluido ante la Suprefectura. (Guillaume FAUVEAU)
La marcha ha partido de Saint Esprit y concluido ante la Suprefectura. (Guillaume FAUVEAU)

La primera jornada de movilización social tras el periodo vacacional ha sido impulsada en Euskal Herria por el sindicato CGT, si bien al igual que en el Estado, FSU –con implantación importante entre el profesorado– y Solidaires, se han sumado a esta protesta convocada para advertir contra «el chantaje al empleo» que se derivaría, según los convocantes, de algunas medidas adoptadas al calor de la crisis sanitaria, y más en general para rechazar las reformas impulsadas por Emmanuel Macron.

El sindicato LAB, y también EH Bai, han expresado su apoyo a la marcha que ha partido pasadas las 10.30 de Saint Esprit para terminar antes del mediodía ante la Subprefectura de Baiona, y en la que también se han dejado notar, con sus banderolas, el PCF y la France Insoumise.

«La tregua veraniega ha tocado a su fin y las movilizaciones deben intensificarse ya que frente a las incertidumbres en torno a la pandemia la catástrofe social es ya una realidad», indica CGT en su llamamiento a una protesta que, en lo que afecta a los transportes, está teniendo una incidencia menor.

SNCF habla de una jornada «prácticamente normal» en el transporte en la capital gala y en las principales metrópolis, pese a que la sección de ferroviarios de la CGT ha sido respaldada cara a la protesta de hoy por el sindicato sectorial Sud-Rail, protagonista de la larga huelga llevada a cabo en el Metro parisino antes de que estallara la crisis del covid-19.

La epidemia ayer se tradujo en la identificación de 10.000 nuevos casos en el Hexágono, donde el Ministerio de Economía mantiene una previsión de caída del PIB en un 10% para este año.

Normalidad en el transporte

La práctica totalidad de los trenes de cercanías y también los regionales y el TGV circulan esa mañana con total normalidad en Ipar Euskal Herria. La incidencia del paro tampoco se ha notado hasta el momento en el servicio de autobús.

La jornada estará marcada principalmente por la marcha organizada en la capital labortana, que ha reunido a más de medio millar de personas.

Los convocantes quieren alertar a través de esta vuelta a las movilizaciones en las calles de las consecuencias socioeconómicas de la crisis causada por la covid19.

A este respecto, recuerdan las previsiones dadas a conocer por la Unedic –entidad encargada del pago de las prestaciones por desempleo– según las cuales se perderán de aquí a fin de año un total de 900.000 empleos en el Estado francés.

«Los jóvenes serán los más afectados por las consecuencias de la epidemia sobre el empleo» expresa el sindicato, recordando esa previsión de incorporación de 700.000 jóvenes al mercado de trabajo en esta rentrée que puede verse frustrada por la crisis.

CGT advierte de que existen recursos para abordar las consecuencias sociales de la pandemia, aboga por el reparto de la riqueza y recuerda que las empresas del Cac-40 repartieron el año pasado 60 millardos en dividendos a sus accionistas y ponen también el foco en esos 90 millardos en exoneraciones fiscales de los que se benefició la patronal francesa.

Pone sobre la mesa propuestas concretas como el paso a la semana de 32 horas, el aumento de salarios, pensiones y salario mínimo interprofesional a 1.800 euros, el refuerzo del sistema de protección social, con la derogación de la ley relativa a las prestaciones del desempleo.

También exige que, frente a las disposiciones del nuevo sistema de pensiones por puntos impulsado por el Gobierno de Macron, los trabajadores que hayan completado sus cotizaciones puedan acogerse a la jubilación a partir de los 60 años.