«Somos optimistas con este fármaco, pero también debemos ser cautos»
Pedro Esnaola es presidente de la Cámara de Gipuzkoa y también consejero de Oncomatryx, una firma radicada en Derio que ha protagonizado una noticia de gran calado en la lucha contra el cáncer. No oculta su optimismo, pero advierte: aún queda camino.

Oncomatryx iniciará en junio los ensayos clínicos en pacientes de su fármaco OMTX705, desarrollado para combatir tumores metastásicos invasivos de cáncer de páncreas, pulmón y mama triple negativo, para los que hoy no hay tratamiento eficaz. Este paso, que ha despertado una enorme expectación, llega tras conseguir resultados muy satisfactorios en animales.
Llevan quince años trabajando en este proyecto, es mucho tiempo y trabajo, ¿qué sintieron al anunciar a la opinión pública lo que han conseguido?
Para nosotros fue una alegría poder compartir el resultado del trabajo de quince años, de la inversión de 35 millones que hemos hecho hasta ahora. Nuestro producto en modelos animales está teniendo un resultado muy bueno y ahora ha llegado el momento de que ese producto sea probado y pueda demostrar esa eficacia en humanos. Diría que es orgullo, esperanza, alegría… la verdad es que son muchos sentimientos al mismo tiempo.
Han despertado esperanza en mucha gente; ¿qué pesa más, la alegría o la responsabilidad de responder a esa esperanza?
Creo que son las dos caras de una misma moneda. Al final, tenemos esperanza pero somos cautos, hay que explicar a la gente que nuestro producto ha sido testado en animales. Es verdad que la quimioterapia que hoy existe responde de una manera muy similar a lo que pasa en los seres humanos, y eso nos hace ser optimistas, o que tengamos esperanza. Pero todavía requiere tiempo, y tiene que demostrar su eficacia en personas. Aunque hemos tardado quince años precisamente para poder llegar aquí en las mejores condiciones y con el producto más eficaz y menos tóxico que hemos sido capaces de hacer, porque sabemos que nos enfrentamos a un adversario muy duro.
En junio empiezan los ensayos clínicos en humanos; ¿cuál es el camino que queda por recorrer para que pueda ser utilizado?
Viene a ser un plazo de cinco años, aunque sí que existe una alternativa, y es que, ante enfermedades tan devastadoras como el cáncer, si hay unos resultados que puedan ser muy esperanzadores, las agencias tienen la posibilidad de hacer un fast track, acelerar el proceso. Pero esto hoy por hoy no lo contemplamos, tenemos que pensar que va a tardar cinco años.
El hecho de que las agencias les hayan dado luz verde supone un fuerte respaldo, ¿no?
Sin duda, porque cuando una agencia del medicamento acepta que lo pruebes en humanos, te dice por un lado que todo lo has hecho muy bien hasta ahora; que los ensayos preclínicos han dado un resultado razonablemente bueno como para tener esperanza de que el fármaco va a funcionar en humanos, que los has fabricado bien para humanos, porque cualquier cosa no puede entrar en una personas, hay que hacer todo en condiciones de máxima calidad y seguridad, y que la toxicidad que se ha probado en animales va a ser soportable y que el coste/beneficio va a ser suficiente. Además en esto no existe el notable, sólo el cero o el diez, o lo has hecho perfecto, o no pasas. Y no lo hemos hecho solo con la agencia española del medicamento, también con la Agencia del Medicamento de EEUU (FDA), que es referencia a nivel mundial. Hay países que antes de dar su aprobación requieren saber qué va a decir la FDA sobre tu producto. Hemos ido a Champions y nos han dicho que lo hemos hecho muy bien y que lo probemos en humanos.
Este fármaco no ataca directamente al tumor, sino a su entorno. ¿Es algo novedoso?
Esa es la gran aportación del doctor (Laureano) Simón y de todo su equipo. Hace quince años, al buscar qué pasaba con las células cancerígenas de los tumores más metastásicos, descubrieron que el entorno alrededor de esos tumores cambiaba, y que había una relación que hacía que ese entorno no sólo no fuera contra el tumor sino que le ayudara. Y lo hacía de tres maneras: por un lado, al estar ese entorno, la quimioterapia no llegaba con toda su potencia al propio tumor; en segundo lugar, ese mismo entorno lo tapaba frente al sistema inmune, el sistema inmune no veía que estaba el tumor; y en tercer lugar, estas células del entorno, permitían al tumor ir moviéndose hasta llegar al riego sanguíneo y ahí empezaba la metástasis. Hace quince años el doctor Simón y su equipo dijeron, «oye, esto es un problema», cuando otros sostenían que no, que había que atacar al tumor, porque era verdad que el entorno cambiaba, pero creían que era una consecuencia, no parte del problema.
Hoy, quince años después, no solo los resultados que estamos obteniendo con nuestros fármacos en animales, también hay bibliografía y hay equipos científicos que han demostrado, igual que nosotros, que el entorno es un elemento clave para la supervivencia de los tumores, y también para su movimiento y por tanto para la metástasis. Esa es la primera de las dos grandes novedades que aportamos.
¿Cuál es la segunda?
La segunda tiene que ver con la toxicidad. Dado que el tratamiento en oncología viene de la combinación de diferentes fármacos, lo que se busca siempre es tener una baja toxicidad, porque si juntas tres fármacos sumas la toxicidad de los tres. Buscando esa baja toxicidad se decidió atacar al entorno del tumor a través de un anticuerpo, que es biológico y por tanto es menos tóxico que la química. Hubo que dar a ese anticuerpo una mayor potencia, para que pudiera actuar y atacar lo que tuviera que atacar, y lo que se hizo fue crear un anticuerpo conjugado, es decir, un anticuerpo que lleva unido una carga química. Como si fuera una mochila bomba, de manera que entra en la célula que tiene que atacar, busca es una proteína, que se llama FAP, la encuentra, suelta su bomba y mata a esa célula, la disuelve. ¿Qué pasa con los restos de esa “bomba”? Esos restos se quedan, y como están alrededor del tumor atacan al tumor. Y además hacen una tercera cosa, al atacar al tumor, y no estar su entorno, llama la atención del sistema inmune, que ataca también al tumor.
Por tanto, atacamos algo que nadie ha atacado; lo hacemos con un anticuerpo conjugado, que es un fármaco de última generación; y además logramos un triple efecto: no solo hacemos que desaparezca ese entorno que queremos atacar, que es una célula específica, sino que la carga química, una vez que ha hecho su labor en esa célula, ataca también al tumor, y llama la atención del sistema inmune.
¿El objetivo es hacer desaparecer por completo el tumor?
Sí. Nosotros hemos conseguido una remisión completa en modelos animales. Quiere decir que a un animal, en este caso un ratón, le injertas un tumor humano, ese tumor prende, consigue crecer, y una vez que prende actúas sobre el ratón con tu producto. No es un tumor de páncreas de ratón, es un tumor de humano injertado en un ratón. Y en este caso no solo hemos conseguido lo que no ha conseguido ningún fármaco hasta ahora, sino que además conseguimos la remisión completa. Pero insisto, en ratones.
Ahora se han centrado en tres tipos de tumores. ¿El fármaco solo se va a usar con esos tres o se va a aplicar a otros tumores?
Se va a ampliar. El ensayo clínico va a empezar con nuestro fármaco, y llegado un momento en que estemos en unas dosis más altas empezaremos un segundo brazo del ensayo, donde vamos a dar nuestro fármaco junto con inmunoterapia, que es otra vía de ataque al tumor. Y luego empezaremos también a tratar otros tumores, que no son con los que empezamos ahora: páncreas, mama triple negativo y pulmón invasivo. Hay otros tumores sobre los que hemos probado el fármaco en animales, que funciona y que en ese corte de expansión vamos a atacarlos.
Oncomatryx tiene, además de este, otros proyectos. Es de suponer que este éxito ayudará a sacarlos a adelante.
Esa es la idea. Son 35 millones de euros invertidos, así que esto es muy caro. Este proyecto es muy potente, es el que mejor resultado estaba dando, y nuestra intención es que una vez hayamos conseguido resultados en humanos lo suficientemente buenos, hablar con farmacéuticas, con el mercado, para tener capacidad económica para poder apoyar al resto de los productos. Tenemos cinco o seis que también están muy cerca de clínica.
Oncomatryx es una biofarmacéutica que está superespecializada en el entorno del tumor. Pero eso no es una sola cosa, son muchas cosas, hay diferentes entornos de diferentes tumores, y nosotros lo que estamos desarrollando son diferentes moléculas que van contra ese entorno. Nuestra intención es, en cuanto tengamos éxito con la primera, seguir con las demás. Y no tengo ninguna duda de que el doctor Simón y el equipo tienen en mente otras dianas y alternativas interesantes. Esta no es una empresa con una sola bala, como ocurre a veces en este sector, es una empresa que trabaja en un entorno concreto pero que tiene diferentes balas.

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