Sergio Iglesias
CRóNICA MUSICAL

Una banda de amigos que disfrutan y hacen disfrutar

Actuación de La MODA en Bilbo.
Actuación de La MODA en Bilbo. (Aritz LOIOLA | FOKU)

No es fácil vender todas las entradas dos días seguidos en una sala como Santana 27, más aún si tenemos en cuenta la enorme competencia que, últimamente hay en el botxo y alrededores, con una oferta musical exagerada que nos obliga a estar todos los fines de semana haciendo un esfuerzo brutal para seleccionar el evento al que queremos asistir.

Pues a pesar de todo esto, ya hace semanas que los burgaleses La Maravillosa Orquesta Del Alcohol (La MODA) anunciaron sendos sold out para sus dos conciertos de Bilbao, donde llegaban para afrontar la recta final de su gira, antes de retirarse un tiempo para tomarse un merecido descanso, tras el que volverán, según dijeron en un momento de su multitudinario segundo concierto en Santana 27, "con las mismas ganas de siempre".

El bolo comenzaba con 'Catedrales', perteneciente al celebrado segundo álbum de la banda 'La primavera del invierno', de 2015. Enseguida pudimos comprobar el magnetismo de los burgaleses ante un público totalmente entregado, que coreaba casi cada palabra de todas las canciones de La MODA, algo que fue evidente cuando, tras un breve "Gabon Bilbo!" por parte de David, el vocalista, interpretaron 'Nómadas', donde se acuerdan de Jack Kerouac, al igual que luego también tendrían un recuerdo a Oscar Wylde en 'La inmensidad', a Johnny Cash, a Miles Davis... importantes referentes culturales que manejan los de Burgos y que, hacen de sus letras uno de los puntos fuertes de la banda, y que los diferencia de otras bandas que no trabajan tanto esa parte lírica, tan importante cuando se hacen canciones en castellano.

Inquietud musical

En lo musical, también se muestran como una banda tremendamente inquieta, con un estilo propio muy marcado, basado en el folk y en sonidos country punk, en composiciones como 'Gasoline', o 'El camino', que sonó también algo ochentera con esos arreglos de viento tan especiales, o 'Mil demonios', afilada y necesaria crítica a la sociedad industrial y capitalista. Sin embargo, tampoco renuncian a experimentar con otros ritmos como el vals, en 'Una canción para decir te quiero', el swing cabaretero de 'Vasos vacíos' o 'Los lobos', sonidos oscuros en 'La vuelta' o 'Himno nacional' o el rockabilly de 'Miles Davis' -nada jazz, a pesar del título de la canción- , y todo ello mezclado con los necesarios momentos para la calma como 'Hay un fuego' o 'Colectivo nostalgia', donde atronaron las voces de un público que se desgañitaba en cada verso, ahorrando trabajo al vocalista. Una labor la del cantante, que por cierto, se antoja complicada si tenemos en cuenta las enrevesadas armonías que crean en sus canciones, para que encaje a la perfección cada palabra de esas ya mencionadas letras extremadamente trabajadas, demostrando, como comentaba antes, la importancia y el valor que la banda da a la parte poética de sus composiciones.

Las grandes sorpresas de la noche llegaron con las colaboraciones que La MODA tenían preparadas, y que encajaron a la perfección en un repertorio en el que repasaron, prácticamente, la totalidad de los trabajos que han publicado en sus diez años de existencia. Así, revisaron junto a la banda donostiarra Nøgen 'Amoxicilina', perteneciente a su primer elepé, '¿Quién nos va a salvar?', de 2013, sorprendiendo por la estupenda compenetración entre las voces de David y Ane Negeruela; también de Donostia llegaba la segunda colaboración de la noche, con unos Merina Gris que allá donde van, revolucionan cualquier escenario, y que en esta ocasión hicieron enorme 'Banderas sin color', llevándola a otra dimensión electrónica, demostrando que las canciones de La MODA, pueden tener tantas aristas como ellos quieran, dependiendo de la inquietud musical de quien las coja. En este caso, todo fluyó a la perfección, e incluso el autotune tuvo su sitio en un tema que, sin embargo, no perdió el sello particular de la banda de Burgos.

Reivindicando su tierra

Pero La MODA también tienen otra misión muy encomiable en su periplo musical, y que no es otra que reivindicar allá por donde van, el valor de su tierra, demostrando un amor enorme hacia Burgos y todos sus pueblos. Muestra de ello es la publicación, en 2021, de un disco muy especial, 'Nuevo cancionero burgalés', en el que llevan a su terreno las canciones tradicionales   de esta provincia castellana, y del que en el concierto sonaron 'Miraflores', 'La molinera' o 'Mañana voy a Burgos', el tema con el que acostumbran a despedir sus conciertos en los últimos tiempos, y en esta ocasión no iban a hacer una excepción. Pero la temática autóctona ya venían reivindicándola desde siempre, con canciones como 'Campo amarillo', incluida en su álbum de 2017 'Salvavida (De las balas perdidas)', y que también sonó en la sala bilbaína, y la recientemente publicada 'Hablar sin leísmos'.

Por supuesto que tampoco faltaron himnos imprescindibles del grupo como '1932', 'Héroes del sábado', o 'PRMVR', cantada en la versión original junto a Gorka Urbizu, y en la que incluso cuelan un verso en euskara, mostrando como siempre han hecho, su respeto hacia Euskal Herria. Todas ellas sonaron en un bis que, como ya hemos comentado, terminó con 'Mañana voy a Burgos', con la que daban por concluido un concierto magnífico, en el que la  banda se mostró en todo momento muy agradecida a un público que siempre les acoge fenomenalmente, y en el que todo salió a la perfección, destacando también en este sentido, el trabajo de los y las técnicos de sonido y de luces, impecables durante todo el bolo.

Toda una demostración de poderío de una banda a la que tardaremos un tiempo en volver a ver por aquí, y que en el concierto de hoy se mostró como una máquina, en la que cada uno de sus miembros aporta muchísimo para conseguir que el conjunto funcione a la perfección, dejando hasta la última gota de sudor en cada bolo para que todo el público se lo pase igual de bien que ellos se lo pasan tocando. Una banda de amigos muy bien avenida, que disfruta muchísimo de lo que hacen. Ese parece ser el secreto de La MODA... y no es poco.