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Las grandes pepitas de oro se formaron con electricidad de terremotos

Un estudio realizado por expertos de la Escuela de Atmósfera y Medio Ambiente de la Tierra de la Universidad de Monash, en Australia, apunta a que la formación de las pepitas de oro gigantes puede estar relacionada con la electricidad que se genera a partir de los terremotos.

Pepita de oro ‘Irma’, la más grande de Europa.
Pepita de oro ‘Irma’, la más grande de Europa. (Leemage | AFP)

La formación de las tan buscadas pepitas de oro gigantes, que suelen encontrarse enclavadas en vetas de cuarzo, puede estar relacionada con la electricidad generada por los terremotos. Es lo que sugiere una investigación dirigida por el doctor Chris Voisey de la Escuela de Atmósfera y Medio Ambiente de la Tierra de la Universidad de Monash, en Australia, que se publicará en ‘Nature Geoscience’.

«La explicación estándar es que el oro se precipita a partir de fluidos calientes y ricos en agua a medida que fluyen a través de grietas en la corteza terrestre», explicA el Dr. Voisey. «A medida que estos fluidos se enfrían o sufren cambios químicos, el oro se separa y queda atrapado en vetas de cuarzo», asegurA.

El doctor comenta que se trata de una teoría «ampliamente aceptada» pero, sin embargo, «no explica por completo la formación de grandes pepitas de oro, especialmente considerando que la concentración de oro en estos fluidos es extremadamente baja».

El equipo de investigación probó un nuevo concepto, la piezoelectricidad. El cuarzo, el mineral que normalmente alberga estos depósitos de oro, tiene una propiedad única llamada piezoelectricidad: genera una carga eléctrica cuando se somete a tensión. Este fenómeno ya nos resulta familiar en artículos de uso diario como relojes de cuarzo y encendedores de barbacoa, donde una pequeña fuerza mecánica crea un voltaje significativo. ¿Qué pasaría si la tensión de los terremotos pudiera hacer algo similar dentro de la Tierra?

Para probar esta hipótesis, los investigadores llevaron a cabo un experimento diseñado para replicar las condiciones que podría experimentar el cuarzo durante un terremoto. Sumergieron cristales de cuarzo en un fluido rico en oro y aplicaron tensión utilizando un motor para simular el temblor de un terremoto. Después del experimento, las muestras de cuarzo se examinaron bajo un microscopio para ver si se había depositado oro.

«Los resultados fueron sorprendentes», en palabras del coautor del estudio, el profesor Andy Tomkins de la Escuela de Tierra, Atmósfera y Medio Ambiente de la Universidad de Monash. «El cuarzo estresado no solo depositó oro electroquímicamente sobre su superficie, sino que también formó y acumuló nanopartículas de oro. Sorprendentemente, el oro tenía una tendencia a depositarse sobre granos de oro existentes en lugar de formar otros nuevos», explica.

Esto se debe a que, mientras que el cuarzo es un aislante eléctrico, el oro es un conductor. Una vez que se deposita algo de oro, se convierte en un punto focal para un mayor crecimiento, «recubriendo» efectivamente los granos de oro con más oro. «Nuestro descubrimiento proporciona una explicación plausible para la formación de grandes pepitas de oro en vetas de cuarzo», apunta el Dr. Voisey.

Como el cuarzo se ve sometido a una tensión repetida por terremotos, genera voltajes piezoeléctricos que pueden reducir el oro disuelto del fluido circundante, lo que hace que se deposite. Con el tiempo, este proceso podría conducir a la formación de importantes acumulaciones de oro, produciendo en última instancia las enormes pepitas que han cautivado a los cazadores de tesoros y a los geólogos por igual.

«En esencia, el cuarzo actúa como una batería natural, con el oro como electrodo, acumulando lentamente más oro con cada evento sísmico», señala el Dr. Voisey.

Este proceso podría explicar por qué las grandes pepitas de oro se asocian tan a menudo con vetas de cuarzo formadas en depósitos relacionados con terremotos. Esta nueva comprensión de la formación de pepitas de oro no solo arroja luz sobre un misterio geológico de larga data, sino que también resalta la interrelación entre los procesos físicos y químicos de la Tierra.