Conny Beyreuther
IRUDITAN

Vaya dos

Una iconografía inquietante. Nicolas Sarkozy y su típica mano derecha parando y ordenando más que saludando, en un perfil que podríamos calificar de tres cuartos delantero: mirada fija en el fotógrafo y hombros sin alinear, transmitiendo un punto de agresividad; detrás, José María Aznar, en un perfil claramente delantero (hombros alineados perpendicularmente al fotógrafo y mirada lateral) que con otro gesto facial, expresaría tranquilidad, pero que desprende aquí desdén y, de nuevo, agresividad. Además, en su comunicación no verbal, ambos emiten una sensación de evasión, como si lamentaran reunirse en el fortín de la ultraderechista y muy española fundación FAES en lugar de citarse en sus anhelados, y seguramente aún no olvidados, palacios: el Elíseo y la Moncloa.

No oímos sus voces en la fotografía, pero sabemos que su discurso viajó acorde a sus expresiones corporales y a su biografía. Sabemos que arremetieron con violencia contra el Gobierno griego, es decir, contra Syriza, a quien el francés acusó de «reírse» de Europa. El español llamó «irresponsable» a Alexis Tsipras. Qué cosas. Vendieron ambos que les preocupa Europa, sugiriendo, casi indicando, que la Unión Europea les necesita y que ellos están dispuestos a ofrecer, de nuevo, sus «servicios» a la «causa», la de la ultraderecha que trabajó con saña para estar donde estamos, en la mayor fractura social que Europa recuerda desde la posguerra. Precisamente ellos, los «responsables».