Conny Beyreuther
IRUDITAN

#Dysturb

Todo empezó con no ser publicado. Con la frustración de que el reportaje fotografiado durante semanas en Georgia, CAR, Egipto o Afganistán no interesa a las revistas y periódicos, que, como mucho, publican una o dos imágenes. Y las noticias se mueven rápido y las fotos pronto ya no interesan, aunque sigan siendo significativas. Pero Pierre Terdjman quería enseñar lo que había visto, contar las historias de los que no lo pueden hacer por sí mismos, y eso también está fuera del algoritmo y de la volatilidad de las redes sociales.

Una noche de febrero de 2014, con ayuda de Benjamin Girette y otros amigos, se echó a la calle con un cubo de pegamento, escalera, brochas y copias a escala humana de su trabajo para empapelar fotos de noticias internacionales en algunas fachadas. Todo ello para post-digitalmente hackear el espacio público, impactar con otras realidades en la nuestra, estorbar. «La calle es la red social última por definición», dice Terdjman.

Así nació #Dysturb, que desde entonces ha crecido hasta convertirse en comunidad en el hemisferio digital (a través del hashtag #dysturb), con material adicional en su página web, y es ya un colectivo real incorporando fotos de cada vez más fotógrafos y conquistando otros barrios de otras ciudades. La última acción fue llevada a cabo en París con motivo del aniversario de Naciones Unidas, pegando 70 fotografías que representan el mundo tal como es y, de paso, retratan la respuesta de la ONU.

Tácticas de guerrilla para promover discusiones sobre temas y eventos (internacionales) de actualidad a través de imágenes.

«El fotoperiodismo solía ser un acto militante transgresor. Publicar estas imágenes en plan salvaje devuelve la fotografía a ese contexto. Se plantean preguntas acerca de la representación y las diferentes realidades a las que estamos enfrentados en este mundo», subraya Guillaume Herbaut.

La imagen del Iruditan de esta semana muestra una fotografía de Catalina Martin-Chico de mujeres jóvenes en un parque de atracciones en Sana’a, capital de Yemen, pegada cerca de la estación de metro Parmentier, en París.