TERESA MOLERES
SORBURUA

Escoger un árbol frutal

E s el momento de plantar árboles frutales, pero antes y para tener éxito es necesario tener en cuenta tres criterios esenciales. Primero, conocer la naturaleza del suelo. Los cerezos y los ciruelos se adaptan bien a una tierra pesada e incluso húmeda en invierno, donde, sin embargo, los manzanos podrían pudrirse. Además, algunas variedades de frutales toleran los suelos calcáreos y otros no.

El segundo criterio pasa por tener en cuenta la polinización. Un maravilloso cerezo con abundante floración puede no tener frutos, porque sus flores no han sido fecundadas. Incluso un ejemplar autofértil tendrá más fruto si antes ha estado en buena compañía.

Y la tercera norma se centra en escoger la forma que tendrá el frutal de adulto. Un manzano libre, al aire, ocupa mucho lugar en el suelo, por los menos cinco metros alrededor del tronco, y necesitará suficiente espacio para recibir aire y sol, sin embargo, apenas exige cuidados ni poda, algo apropiado para cerezos, ciruelos, perales, nogales, castaños e higueras. Melocotoneros y albérchigos necesitan poda de rejuvenecimiento. Por el contrario, un frutal en espaldera solo necesita 80 cm de suelo con un volumen mínimo, pero requiere cierto conocimiento de poda. Idóneo para manzanos, perales y kiwis.

Es necesario conocer la rusticidad del árbol (su resistencia al frío), aunque es más practico saber su época de floración para evitar que a una floración temprana le siga una helada tardía que pueda malograr la cosecha.

Otro factor importante es la edad del frutal. La regla dice que cuanto más joven sea antes enraíza, así que mejor escogeremos un arbolito de dos años que uno de cuatro. En el caso de un frutal en espaldera, es preferible optar por un árbol que tenga ya el porte deseado, sobre todo si queremos una forma sofisticada.

A la hora de comprar, debemos evitar los viveros con producción a gran escala. Con frecuencia, sus frutales tienen un crecimiento acelerado, por lo que resultan menos vigorosos y presentan una menor resistencia a las enfermedades, con el consiguiente gasto para tratamientos durante su cultivo.

Los viveros que venden por internet no engañan; además, siempre existe la posibilidad de devolver el frutal si no lo consideramos de calidad. Sin embargo, en esta venta falta el contacto directo con un profesional que nos pueda aconsejar.