L as gramíneas o hierbas ornamentales introducen un aire natural en un espacio urbano, como es un balcón o una terraza, debido a su porte ondulado al mecerse con la brisa. Además, contrastan con las líneas geométricas de los tiestos modernos.

Estas hierbas se desarrollan a gran velocidad, por lo que pueden acabar muriendo de hambre y sed. Regarlas con cuidado es imprescindible incluso en las especies sobrias. Así, las Miscanthus, amantes del frescor, necesitarán dos aportes de agua diarios, mañana temprano y noche, de mayo a octubre. El fertilizante necesario es el mismo que para el césped, utilizando solo la mitad de la dosis, cada dos meses, de abril a agosto.

Como las raíces colonizan rápidamente el tiesto, hay que cambiar la tierra cada dos o tres años. Dejaremos secar el cepellón antes de sacarlo con cuidado. Si es necesario, se puede dividir y volver a plantar solo los trozos sanos.

Existen muchas variedades de gramíneas apropiadas para tiestos: Pennisetum, de hojas verdes largas y finas, asociado con Carex bicolores; Festuca glauca, de un intenso azul; o Muhlenbergia dumosa, de aspecto ligero y muy rústica. Reciente en el mercado, Hakonechloa, de tallos púrpura y hojas rayadas en verde y blanco.

También en tiesto se puede cultivar gramíneas acuáticas, con la ventaja de que se puede plantar invasoras sin que exista el peligro de que se escapen del tiesto o hierbas de agua como Phragmites, de color dorado. En marzo se cambia la tierra para que las nuevas hojas salgan por toda la superficie sin dejar el centro desguarnecido.

En la asociación moderna de gramíneas y tiestos, es importante la elección tanto de la parte vegetal como el contenedor para jugar con los efectos del color y porte de la plantación con los tiestos de tendencia minimalista. Las formas de estos son geométricas y rigurosas: cilindros y cubos, altos y estrechos, y bastante grandes, en su mayoría de tonos metálicos, grises y negros. Los materiales de fabricación suelen ser fibra de tierra y plástico, de vidrio asociada con resina de poliéster, de compuesto de cemento, cal y fibras minerales. Se limpian fácilmente con agua. Los de zinc o gres no necesitan mantenimiento.