TERESA MOLERES
SORBURUA

Flores comestibles

Pensamientos, capuchinas, caléndulas y violetas son, junto con las rosas, las flores más populares utilizadas hoy en día en la cocina. Sin olvidar los jazmines, primaveras, tulipanes y lilas. Probar también el clavel chino, begonia, dalia y monardas. Añadid a la lista flores de borraja, cebollino y calabaza. Preferiremos las variedades muy perfumadas porque resultan más sabrosas.

Aunque, y ahora introducimos un “pero”, si deseamos catar las flores de jardín a nuestro alcance, hacerlo con prudencia y probar solamente aquellas identificadas como comestibles y que además no hayan recibido ningún tratamiento químico. Recordad que la adelfa tiene nubes rosadas de flores preciosas, que son venenosas como toda la planta. Mejor dejarlas para los pulgones, que las adoran, y son indemnes a su veneno. Otra tóxica es la datura con campanillas de perfume enervante, de la que se extrae un suero de la verdad. La dejaremos como una exótica flor ornamental.

Se puede probar la hemerocallis como postre, después de suprimir los estambres. Estará muy rica rellena de queso blanco o crema de chantilly con fresas. También se pueden utilizar sus botones florales para salpicar las ensaladas por su sabor picante.

A la mermelada de naranja, cinco minutos antes del fin de la cocción, le añadiremos flores de jazmín picado. El jazmín también se utiliza para aromatizar el té y guisos de carne, al igual que el azahar, pero sin pasarse.

El plato de “huevos mimosa”, con flores de mimosa, resulta insulso. Mejor cocinar los huevos mimosa como siempre y dejar que el aroma de los ramos de mimosa nos perfume la casa. Una receta famosa es la de las flores de violetas cristalizadas. Ya conocida entre las mujeres y hombres románticos del s.XIX, con estos caramelos perfumaban su aliento eliminando cualquier otro olor desagradable. Es muy fácil de hacer: las flores de violeta se pasan por clara de huevo ligeramente batida, se las espolvorea con azúcar, luego a esperar tres días y listas para consumir.

Más fácil todavía es perfumar la mantequilla con jacintos o jazmines. Aplastar las flores contra la mantequilla, envolverla con un plástico y meterla en el frigorífico durante 24 horas. Repetir esta operación durante diez días y probar, extendiendo la mantequilla sobre bollos finos.