IBAI GANDIAGA PÉREZ DE ALBENIZ
ARQUITECTURA

Arquitectura circular para el cambio climático

El Pabellón Circular, obra del estudio de arquitectura Encore Heureux –“todavía feliz” en francés–, toma tanto el relevo como el estandarte levantado en la exposición “Materia Gris”, comisariada por los mismos arquitectos, siendo presentado como una evolución lógica de las conclusiones de esa exposición e investigación sobre la reutilización de recursos.

La preocupación mostrada, tanto en la exposición como en la construcción del pequeño pabellón que vela junto al Hôtel de Ville en el cuarto distrito de París, se resume en una pregunta: ¿qué pasaría si construir significase reutilizar materiales existentes, dándoles una segunda vida?

Un vistazo rápido al Pabellón Circular nos daría la certeza de que, al menos, las puertas que sirven como revestimiento del edificio han sido recicladas, pero nos quedaría una pequeña duda de si esto es –como pasa en otras ocasiones– un mero maquillaje moral.

Analizando el proyecto, sus autores –un equipo capitaneado por Nicola Delon, Julien Choppin y Sébastien Eymard– declaran haber llegado a una cota de reutilización del 80% de los materiales utilizados. De ese modo, la fachada del pabellón se reviste con puertas de roble retiradas de un derribo, aislamiento térmico del derribo de un centro comercial, lámparas provenientes de farolas aparcadas en el depósito municipal, paneles de cartón yeso de los restos de la propia exposición “Materia Gris”, sillas recolectadas por todo París…

De esta manera, los franceses crean un edificio temporal, destinado a ser desmontado y convertido en un club social para una asociación deportiva del distrito 14. El pabellón, de planta trapezoidal, se corona con una serie de cubiertas agudas que alojan lucernarios y permiten establecer un ritmo en fachada que lo acerca curiosamente al lenguaje neoclásico del Ayuntamiento de París, que le sirve como fondo de escena. Su construcción también sigue un concepto de reutilización, siendo levantado gracias a un entramado de maderos estructurales sobre una decena de apoyos de acero, y revestido primero con aislamiento térmico y después con un acabado interior y exterior. Todas las uniones son reversibles, es decir, nada se encola o se fragua, dando prioridad al atornillado o clavado.

El proyecto se enclava dentro de la lógica de actividades de corte ciudadano que rodean la celebración del COP21, la Conferencia sobre Cambio Climático realizada en París a finales del año pasado. Siendo como es la construcción un sector que consume numerosos recursos energéticos mundiales –en concreto, tan solo el sector vivienda apura un 11% de la energía anual mundial–, la arquitectura y el cambio climático comenzaron hace unos años un tórrido y tortuoso romance en una relación que podría denominarse, siendo benévolos, pasivo-agresiva.

Precisamente el nombre “Circular” al que alude el título de la obra hace referencia a la necesidad de traspasar las concepciones de economía lineal, que produce, consume y elimina para llegar a una concepción circular de la economía mediante la cual el residuo de alguien –por ejemplo las puertas de madera de un derribo– son la materia prima de otros.

Desgraciadamente, el ritmo de crecimiento que el capitalismo necesita rivaliza con el ritmo necesariamente más pausado –que no más lento- de los proyectos con estrategias de reutilización. Nos estamos viendo abocados a una nueva ola de tecnificación debida a las medidas “Smart” o inteligentes destinadas a garantizar la eficiencia energética. Sin embargo, en un mundo donde para producir 2 TeraWatts de energía se emplean 5 TeraWatts, ¿no sería acaso lo más eficiente dejar de producir cosas para empezar a reutilizarlas?

Lejos de ser un discurso proveniente de ámbitos ecologistas, las sociedades avanzadas están tomando cartas en materias como reciclaje, separación y gestión de residuos, aunque como ya hemos comentado desde la perspectiva más tecnócrata de las disciplinas. Siendo como es este un momento iniciático, los propios diseñadores deben de diseñar herramientas ad hoc para poder encontrar el equilibrio entre economía, estética y eficiencia.

Un ejemplo lo vimos en estas mismas páginas con la casa Welpeloo en Holanda, del Superuse Studio. Este estudio creaba como primer paso del trabajo de diseño un “mapa de la cosecha”, donde localizaba todos los recursos cercanos que pudieran ser susceptibles para la reutilización, como por ejemplo listones de madera sacados de bobinas de cable industriales. Ver si ese tipo de herramientas se generalizan y convierten en práctica habitual, premiada y valorada en, por ejemplo, licitaciones públicas, es una incógnita en forma de pelota en el tejado de nuestros gobernantes.