XANDRA ROMERO
SALUD

¿Es seguro ser vegetariano?

El pasado 1 de noviembre fue el Día Internacional del Veganismo, una filosofía de vida y elección alimentaria que cada vez es más frecuente en el Estado español. Sin embargo, en los últimos meses se han publicado en prensa un sinfín de noticias relacionadas con el patrón alimentario vegetariano que no lo han dejado en muy buen lugar.

Sobre si ser vegetariano es seguro para la salud de quienes mantienen ese régimen alimentario se ha escrito bastante. En junio del 2003 se publicó en el “Journal of the American Dietetic Association” (ADA) el documento de posicionamiento oficial de dicha asociación y de la de Dietistas de Canadá sobre la dieta vegetariana. En ese artículo se repasaron todos los puntos de esta opción que pueden ponerse en entredicho desde el punto de vista nutricional –proteínas, hierro, zinc, calcio, vitamina D, vitamina B12...–. Al mismo tiempo, se revisó la adecuación de este patrón dietético a las distintas fases de la vida y sus protagonistas (niños, adolescentes, adultos, embarazadas, lactantes y ancianos), así como a los deportistas y a las personas afectadas de ciertas enfermedades crónicas. Estas asociaciones dejaron claro entonces, y en su posterior revisión en 2009, que las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas son plenamente saludables.

También en 2011, el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) avaló la salubridad de este patrón.

Respecto a los que mantienen que es una dieta deficitaria, sobre todo aludiendo a que origina más casos de anemias, cabe responderles que este aspecto no se ha demostrado en ningún estudio y que además la falta de hierro, calcio y vitamina D –los déficits más citados por los que critican este tipo de alimentación– es endémica en nuestro primer mundo.

Asimismo, sobre la dieta vegetariana y su relación con la mortalidad, en 1999 se publicó un metaanálisis comparando la mortalidad de vegetarianos y no vegetarianos residentes en Estados Unidos y Europa. Según este estudio, los veganos –que excluyen todo producto de origen animal– tienen un 24% menos de riesgo de sufrir una isquemia cardiaca que los que comen carne regularmente; los ovolactovegetarianos –que permiten el consumo de lácteos y otros productos de origen animal, aunque evitando la carne, el pescado y las aves– un 34% menos, y el mismo riesgo que los no vegetarianos de sufrir derrame cerebral y cáncer. Sin embargo, no hay diferencias destacables en cuanto a las tasas de mortalidad entre veganos y los que comen carne al menos una vez a la semana.

En 2002 otro estudio sobre la mortalidad de los vegetarianos británicos, basado en el Health Food Shoppers Study y el Oxford Vegetarian Study, concluyó que en el caso de que las tasas de mortalidad de vegetarianos fueran menores respecto a la población general, esto podría atribuirse a factores de estilo de vida no dietéticos.

A la luz de estos datos y, aunque no se pueda confirmar aún hoy en día que una alimentación vegetariana es más sana, lo que sí se puede extraer de todos estos resultados es que las personas vegetarianas que siguen una dieta suficiente y equilibrada tienen una salud al menos tan buena como las de las personas omnívoras. No obstante, es imprescindible que la dieta esté adecuadamente planificada y adaptada por un profesional competente porque una dieta vegetariana puede ser tan sana o tan poco sana como una dieta omnívora en el caso de carecer de una buena planificación.