XANDRA ROMERO
SALUD

Estrategias para evitar el despilfarro

En los hogares del Estado español se desperdician 1,3 kilogramos de alimentos por semana y casa, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Se calcula que se tiran 1.326 millones de kg al año, lo que supone 25,5 millones de kg a la semana, como apunta el último informe del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Esto sitúa al español como el séptimo estado europeo que más comida desaprovecha, después de Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Estado francés, Polonia e Italia.

Al parecer, las razones principales por las que se desperdician los alimentos son, en este orden: la falta de organización a la hora de realizar las compras, que no se congelan adecuadamente los productos y, por último, que se tiran demasiadas sobras.

Pero exactamente ¿qué podemos entender como desperdicios? Los comestibles que constituyen lo que se puede definir como alimentos despilfarrados son aquellos que se desaprovechan pese a que todavía tengan valor nutritivo. Por ejemplo, tendemos a desechar los productos que no tienen buena pinta por su proceso de maduración o porque una parte de ellos parezca estropeada. También los restos de comida en el plato o algunas partes que no se comen.

Sin embargo, es importante diferenciar entre los alimentos que se pueden clasificar como desperdicios y las partes no comestibles o alimentos contaminados por completo. Algunos informes advierten al respecto que los alimentos que más solemos malgastar son el pan, los lácteos, la fruta, la verdura, los huevos y la carne, constituyendo un desperdicio de entre un 19% y 25 %, superado solo por el pescado, que alcanza el 31%.

¿Cómo evitarlo? Ante todo es importante adecuar la ración que vayamos a comer. La mayoría de las veces sobrestimamos este concepto. Una solución es el truco del plato, que además puede servirnos para estas cenas y comidas prenavideñas e incluso para afrontar las comilonas típicas de estas fiestas.

El truco del plato consiste en que, estando presentes todos los pintxos o entrantes en la mesa, nos sirvamos en un plato llano aquellos que nos gusten, de forma que ocupen el espacio que correspondería a una ración normal de cualquier otro alimento del día a día. Esto coincidiría con nuestro primer plato, mientras que el segundo plato será el típico de carne o pescado.

De esta manera, no nos serviremos más de lo que vayamos a comer y al mismo tiempo no tendremos la sensación de habernos pasado porque habremos sido muy conscientes de qué y cuánto hemos comido.

Otra forma de controlar cuánto cocinar, cuando lo hagamos para muchos comensales y asegurarnos de que no sobre demasiado, es que calculemos por raciones. Cuando hablamos de pasta, arroz o legumbres, se considera una porción adecuada unos 60-80 gr en seco por persona; si nos referimos a verduras, la ración por comensal asciende a unos 200 gr; de carnes serían 100-125 gr y de pescados 125-150 gr.

También podemos planificar los menús: Si sé qué y cuándo voy a comer algo, me resultará mucho más sencillo controlar lo que debo comprar y cuánto.

Por ese motivo, hay que hacer la lista de la compra para estas Navidades y después revisar la nevera y el congelador para ver cuántas de esas cosas ya tenemos. Es esencial que llevemos la lista de la compra al supermercado y, por supuesto, ajustarnos a lo que hemos escrito en ella.

Además es imprescindible que guardemos y reaprovechemos los productos; es decir, que podemos congelar lo que no sea de consumo inmediato o las comidas ya elaboradas por raciones. Asimismo debemos almacenar adecuadamente fijándonos en qué alimentos se deterioran antes y cuál es la mejor manera de conservarlos, teniendo en cuenta que no se debe sobrecargar la nevera.

Si reducimos nuestro despilfarro de alimentos, el bolsillo, el medio ambiente y la conciencia nos lo agradecerán.