IñIGO GARCÍA ODIAGA
ARQUITECTURA

Una roca de madera

Löyly es el nombre que en Finlandia recibe el vapor que inunda la sauna cuando se tira agua sobre las piedras calientes, y así se llama el nuevo edificio realizado por Avanto Architects en el puerto de Helsinki. La sauna es una parte esencial de la cultura finlandesa y de la identidad nacional. Para una población de solo 5,4 millones de personas, existen 3,3 millones de saunas. Las públicas solían ser comunes en las grandes ciudades, pero ahora que la mayoría de los nuevos apartamentos tienen una propia han disminuido drásticamente. Solo quedan unas pocas. A medida que el sentido de la comunidad se está convirtiendo en una parte cada vez más importante de la nueva cultura urbana, se están planificando nuevas saunas públicas. Con Löyly, Helsinki ofrecerá a los visitantes extranjeros una durante todo el año. El nuevo equipamiento busca convertirse en un punto de encuentro donde recuperar esta típica tradición finlandesa de disfrutar de estos baños de forma colectiva.

La pieza se sitúa en Hernesaari, un área industrial en la costa de Helsinki que será convertida en zona residencial. El nuevo uso ya se desarrolla pensando en el cambio futuro que se irá produciendo paulatinamente. Hay un puerto de cruceros en Hernesaari y la ciudad quería activar el área con nuevas funciones y servir a los visitantes con nuevas atracciones. El sitio es único, a menos de dos kilómetros del centro de la ciudad. Es decir, relativamente céntrico, pero, al mismo tiempo, ligado al paisaje del archipiélago exterior.

La parcela está situada en un futuro parque costero que formará parte del anillo verde de Helsinki, con la idea de conectar la ciudad con el mar. El edificio fue diseñado para adaptarse al sentido longitudinal del parque, por lo que se resuelve en una pieza alargada, que evita cortar la tira estrecha del parque. El volumen se mantiene lo más bajo posible para no impedir las vistas de los futuros bloques residenciales. En vez de construir un edificio convencional, la sauna se convierte en una construcción fácil de usar. La típica sauna tradicional se materializa, en este caso, en un edificio escalonado y que parece pertenecer más a la línea costera que al paisaje urbano convencional. Cuando la madera envejezca y se oxide se volverá gris y el edificio se convertirá en una roca más de la línea de costa.

Distintas posibilidades. La idea arquitectónica es sencilla: una caja negra rectangular contiene los espacios calientes y una carcasa facetada de madera independiente cubre el conjunto. Más allá de ser mera decoración, la estructura escultórica de pino tratado tiene varias funciones. Por un lado, proporciona a los usuarios privacidad visual, sin limitar la vista al mar desde el interior, ya que funcionan como persianas venecianas. De este modo, se consiguen espacios exteriores protegidos entre la masa caliente y el casco de madera para refrescarse entre los baños de sauna.

Por otro lado, la capa exterior forma terrazas íntimas entre sus laderas que sirven como un lugar de encuentro donde sentarse. El casco escalonado va conformando escaleras que permiten acceder a la cubierta, lo que convierte la parte superior del edificio en una terraza de uso público. La construcción forma, además, un gran auditorio al aire libre para las actividades del futuro centro deportivo marino. Esta envolvente de madera está construida con más de 4.000 tablones, que fueron cortados con precisión de forma individualizada gracias a una máquina controlada por ordenador. La gran terraza de madera está parcialmente sobre el mar, siendo posible oír el sonido de las olas pasar bajo los pies del edificio. Desde la salida de la sauna, uno puede lanzarse al mar, ya que en el suelo existe un avanto, un agujero en el hielo para la natación de invierno, un pasatiempo popular en Finlandia.

Interiormente el edificio se divide en dos partes: las saunas públicas y un pequeño restaurante. Todas estas zonas se han concebido como espacios dentro de una superficie mayor, la construida por el manto de madera exterior. En claro contraste con la materialidad de la envolvente, los principales materiales utilizados en los interiores son el hormigón negro, un acero oxidado en negro y lana. Todos son duraderos, y la madera utilizada para las saunas es reciclada. Los sobrantes y recortes de abedul de la industria de la madera contrachapada finlandesa, que normalmente se quema para producir energía, se recogen y encolan hasta fabricar nuevos bloques que puedan ser reutilizados en la construcción. Ese proceso de fabricación produce un hermoso tono de color claro blanquecino, que lo aleja de la madera natural, pero que, por el contrario, dota al producto de una gran durabilidad.

En ese sentido, el edificio es un buen ejemplo de integración medioambiental. Además de contar con el certificado del Forest Stewardship Council –lo que demuestra que la madera utilizada en la obra proviene de bosques gestionados de manera responsable–, el edificio es el primero con certificado FSC en Finlandia y el segundo de Escandinavia, gracias a los sistemas empleados para calentar el agua y producir la energía que su uso requería.

En cierto modo, la construcción medioambientalmente sostenible de esta roca de madera al borde del Báltico nos recuerda que integrarse es algo más que mimetizarse con el paisaje.