IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Global

La sociedad actual es el resultado de múltiples procesos. Los intercambios culturales, las políticas coloniales, la conquista de mundos, territorios y culturas, hacen de Occidente un aglutinador de experiencias cuyos frutos permanecen aún presentes en nuestra sociedad. Los procesos globalizadores han influido en la creación de una cultura híbrida, de fronteras difusas y visiones múltiples. Por su parte, la era hiperconectada pone sobre la mesa una lectura más sobre esta complejidad, alterando las formas de relación tal y como las conocíamos hasta ahora. Dentro de este terreno inestable, el arte contemporáneo es capaz de enfocar su mirada en espacios concretos. Su potencia reside en la creación de relatos que potencian la importancia de las subjetividades más mínimas, como una manera de decodificar conceptos tan amplios y abstractos que a veces son imposibles de encuadrar bajo una óptica concreta.

“Estimulantes, circulación y euforia” es el sugerente título de un proyecto cuya fase expositiva llega a su fin el próximo 11 de junio. Alojado en el Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera de Donostia, inició su andadura en diciembre del 2015 y ha desarrollado un jugoso programa de actividades que ayudan a profundizar en la línea conceptual que lo vertebra.

Partiendo de la reflexión sobre la construcción del mundo a través de las rutas de circulación de productos como el café, el cacao, el azúcar o el tabaco, surgen espacios de pensamiento en torno a conceptos como la expansión económica, la globalización o el efecto de las sustancias en los cuerpos como catalizadoras de nuevos estados físicos y mentales. La propuesta expositiva que nos ocupa cuenta con los trabajos de un nutrido elenco de artistas cuyas producciones, realizadas específicamente para esta cita, comparten protagonismo con materiales cedidos por otras instituciones, así como con documentación de las anteriores fases del proyecto.

El trabajo fotográfico de Martín Zurutuza (Beasain, 1957), llega a Gasteiz de la mano de la Sala Amárica bajo el título “El callejón de los milagros”. Un viejo callejón de un patio conformado por edificios construidos durante la mitad del siglo XX, fruto de la expansión industrial de la ciudad, es el punto de partida para la colección de 25 imágenes que completan la muestra.

El tradicional barrio obrero de Adurza es testigo de la llegada de nuevos vecinos con sus costumbres propias. Por su parte, la callejuela –que es además donde se ubica el estudio del artista– aparece como nexo de unión para una colección de retratos de personas pertenecientes a diferentes comunidades que profesan la fe evangelista. Hay una lectura, desde la cotidianeidad de Zurutuza, del propio paso del tiempo y de la variación de lo identitario. La hibridación se dispersa en el día a día, creando así nuevas formas de comunidad. Lo que pareciera ser fotografía de viaje es entonces un registro de lo cercano y de la evolución de las maneras de convivir. Hasta el 9 de julio tendremos oportunidad de contemplar los resultados de este proceso vital desde el que podremos ser conscientes de la riqueza social que compone nuestro escenario más próximo.