KOLDO LANDALUZE
CINE

«Churchill»

Dos producciones cinematográficas han devuelto a primera plana a Winston Churchill. Por un lado, ha sido encarnado por Gary Oldman en la película de Joe Wright “Darkest Hour” y, por otro, Brian Cox hará lo propio en el biopic “Churchill”, de Jonathan Teplitzky. A modo de prólogo, cabe recordar que en el 2002 HBO y BBC unieron sus esfuerzos para llevar a cabo una superproducción televisiva que, titulada “Amenaza de tormenta” y protagonizada por Albert Finney y Vanessa Redgrave, centraba su interés en la compleja relación que el político británico mantuvo con su compañera sentimental, Clementine Hozier. Siete años después, BBC y HBO volvieron a apadrinar un proyecto basado en su figura y que tenía como objetivo completar un díptico iniciado con “Amenaza de tormenta”. Los hermanos Ridley y Tony Scott también se sumaron a esta apuesta titulada “Durante la tormenta”, que fue dirigida por Thaddeus O'Sullivan. En esta oportunidad, el encargado de lucir el constante ceño fruncido del mandatario inglés fue Brendan Gleeson y el argumento giraba en torno al papel que Churchill desempeñó durante la Segunda Guerra Mundial.

Centrándonos en el título que podremos visionar en breve, “Churchill” se asoma como un nuevo intento por plasmar en imágenes los capítulos más reseñables de la dilatada carrera de un político que siempre vivió en mitad de una tormenta constante y que, según reveló una macro encuesta realizada por la BBC en 2002, figura como «la personalidad británica más destacada de todos los tiempos». Según ha revelado su autor, Jonathan Teplitzky, este filme «no pretende centrarse en un punto concreto que haga alusión al rol de líder incontestable que ocupó durante la Segunda Guerra Mundial porque fue hombre de cimas y llanuras, de logros apoteósicos y caídas estrepitosas, Winston Churchill es por todo ello un personaje hecho a medida para el cine».

Churchill participó en la Primera Guerra Mundial, fue marginado por sus propios camaradas del Partido Conservador, se opuso a la independencia de la India, bebió mucho whisky y en multitud de ocasiones cayó en los abismos de la depresión. Entre sus equivocaciones más sonadas figura su ataque furioso a Gandhi y, cuando su eclipse parecía inminente, resurgió de entre las cenizas abanderando un discurso que atacaba frontalmente a Hitler e incluía frases tan lapidarias como «si Gran Bretaña es capaz de frenar el avance alemán y su perdura por mil años, los hombres seguirán deciendo: ‘Esta fue su mejor hora’». Lo que acontece en “Churchill” se desarrolla cuatro años más tarde de los hechos relatados por “Darkest Hour”. La película de Jonathan Teplitzky cuenta con el respaldo del guion de la prestigiosa historiadora británica Alex von Tunzelmann, el cual se interna en la vida del líder británico poco antes del desembarco en Normandía.

Es decir, topamos con un Churchill menos decidido que el de “Darkest Hour” –espoleado por el éxito tras la evacuación masiva de Dunkerque– y sumido en constantes dudas en torno al masivo desembarco aliado. El primer ministro es interpretado por un actor de garantías como es Brian Cox y, a lo largo de la trama, seguimos de cerca los constantes desencuentros que mantuvo con Dwight Eisenhower. Todo ello transcurre al ritmo de un inquietante tic-tac que advierte de lo que podría suponer un desastre en Normandía.

En este impás de incertidumbre, Churchill rememoró constantemente el episodio que mayores pesadillas le produjo. Estando al mando del Almirantazgo durante la Primera Guerra Mundial, decidió atacar a las potencias enemigas –Alemania, Austria e Imperio Otomano– en las costas de Galípoli para así asegurar aprovisionamiento a los rusos. Dicha estrategia se saldó con una masacre que provocó más de 250.000 bajas.