XANDRA ROMERO
SALUD

Trucos para comer sano y rico en verano

Si el otro día hablábamos de cómo pasar el verano dignamente, aportando algunas estrategias para disfrutar e intentar cuidarnos a la vez, hoy la idea es darle un giro de tuerca a tres básicos de la época estival: verduras, legumbres y helados. Empecemos por desterrar el concepto de ensaladas como única opción, pues se nos olvidan las cremas frías, un plato obligatorio para una supervivencia veraniega digna.

Recordemos que es imprescindible que, al menos, la mitad de cada una de las comidas principales (comida y cena) sean verduras y aunque sirven cocinadas de cualquier forma, las cremas frías se convierten en la opción ideal en los días calurosos. Seguro que la mayoría estáis pensando en el gazpacho y el salmorejo, pero hay más posibilidades como, por ejemplo, la crema de aguacate y calabacín, la crema de pepino y yogur aderezada con menta, los gazpachos de fruta como los que incluyen sandía o melocotón o aguacate así como la archiconocida vichysoisse.

En segundo lugar, cabe preguntarse por qué es importante no prescindir de las legumbres bajo ningún concepto y menos poner la excusa del calor. La respuesta es que me sobran razones. Entre ellas encontramos que es un alimento fácil y rápido de cocinar, que son saludables, sostenibles y, además, están riquísimas. Pero ¿cómo podemos integrarlas en las recetas veraniegas? Su versatilidad las hace aptas para un montón de platos que no son cocidos, y para eso están las ensaladas, plato en el que las legumbres se adaptan perfectamente. Hay ensalada de lentejas con tomate, pimiento verde y aceitunas negras; de habas con vinagreta; de bacalao y alubias blancas; de lentejas y atún o la ensalada griega de tomate, queso feta, pepino y alubias o garbanzos.

En caso de no ser muy partidarios de la ensalada, hay otras posibilidades puesto que las legumbres se pueden incluir en forma de untables para acompañar las verduritas asadas o a la plancha, en sándwiches o como salsas de acompañamiento. Algunos ejemplos son el clásico hummus o versionado con aguacate, remolacha o aceitunas o incluso el paté de lentejas y pipas de calabaza

Y para acabar, los postres. La estrella por antonomasia del verano son los helados. Pero, los tradicionales son un dulce, y por más caseros que nos lo quieran vender, la realidad es que no son un lácteo saludable de consumo frecuente por su alto contenido en azúcar y a menudo en grasas de dudosa calidad. Los hechos en casa si que pueden llevar más fruta, pero siguen siendo productos altamente azucarados si los hacemos de forma tradicional.

De modo que, ¿cómo podemos comer helados caseros y sanos a la vez?

Si te gustan los de hielo, puedes hacerlos con frutas muy acuosas como la sandía, el melón o los cítricos.

Otra opción son los helados de yogur con fruta. Bastará con trocear la fruta que te guste y batirla poco a poco junto con un yogur natural o uno griego hasta obtener textura cremosa.

Además del yogur, se pueden usar bebidas vegetales como la de almendra, queso fresco batido y crema de cacahuete para conseguir distintas texturas y sabores.

Si aún así nos resulta algo soso recuerda que no hay problema en añadir algunos toppings a base de comida real como frutos secos, trozos de fruta deshidratada, canela e incluso chocolate negro en trocitos.

Como vemos, disfrutar, comer rico y de forma saludable es posible siempre, incluso en verano, pero requiere un mínimo de voluntad y de darle la importancia necesaria a nuestra alimentación.