TERESA MOLERES
SORBURUA

Ramillete de verano

Con las flores de verano de colores intensos podemos formar ramilletes de flores frescas cortadas. Las flores se cortan por la mañana, cuando apenas están abiertas, tocadas por el rocío y antes de que el sol las haga transpirar. Las tijeras tienen que estar muy afiladas para no estropear los tallos. En el mercado, se venden productos para prolongar su vida, aunque esto también se consigue sumergiendo los tallos varias horas en agua fresca antes de componer el ramo. Para que las euforbias y las amapolas orientales duren más, se recomienda cauterizar el corte del tallo por donde segregan látex colocándolo bajo el chorro de agua muy caliente. Además, evitaremos colocar el ramillete al sol.

Al igual que al crear un macizo floral en el jardín, el ramo debe guardar la proporción entre flores cortadas y ramas con hojas. Las ramas y plantas verdes realzan las formas y colores de las flores. Utilizad en la composición hiedras, equisetos, euforbias y helechos de formas y tonos verdes muy variados, y recordad que el follaje gris y aterciopelado de algunas plantas se conserva mal en agua. También casan perfectamente en el ramillete de verano ramas cortadas de sauce, de madreselva arbustiva o ramas y frutos de saúco. Hay que cortar la mayor parte de las hojas de estas ramas para impedir que se marchiten en el agua y tener en cuenta que las ramas de arbustos se conservan en agua más tiempo que las herbáceas y gramíneas.

Se pueden mezclar flores como phlos de color púrpura y perfumadas con escabiosas violáceas, zinnias y gerberas de colores sólidos o matricarias de hojas odoríferas. A las flores cortadas de cabezas grandes y llamativas se les pueden añadir briznas de gramíneas como miscanthus para aportar ligereza al ramillete, además de darle un aire campestre. Para que las gramíneas duren más, hay que esperar a que comiencen a secarse; es entonces cuando toman tonos dorados o crudos.

También podemos optar por un ramillete seco, que durará todo el invierno con flores e inflorescencias secas. Son las llamadas “inmortales”: Helipterum, margaritas de textura pajiza y crisantemos anuales. Las flores de aciano y nigellas se secan en el microondas. El último toque lo darán el azul metálico de los Eryingum o cardos, y el Physalis o farolillo chino rojo.