BERTA GARCIA
CONSUMO

Tarjetas de pago aplazado

Más conocidas como tarjetas revolving, son unas tarjetas de crédito que solo tienen la opción de pago aplazado. Es decir, todas las compras que se paguen usando este tipo de tarjetas se aplazarán, con sus correspondientes intereses, obligando al usuario a estar permanentemente endeudado sin que realmente tenga necesidad de ello.

Hay dos épocas al año, navidades y vacaciones de verano, en las que las financieras nos fríen con ofertas y con comerciales bastante agresivos, donde parecen vender cosméticos bajo el publicitario argumento de que “nosotros lo valemos”. La propuesta del revolving es tentadora, porque es el cliente quien fija el importe que quiere pagar mensualmente y, además, como gancho ofrecen incentivos tales como la devolución de un porcentaje de las compras pagadas con la tarjeta (hasta el 5%).

Pero, en su contra, están las cláusulas que no explicitan y que radican en los intereses de la deuda que se va acumulando. Total, que al aceptarlas, se ha entrado “sin querer” en una espiral de deuda continua. Y es que la normativa vigente solo da recomendaciones, pero no obliga a las entidades a informar sobre el crecimiento de la deuda pendiente o sobre los problemas que conlleva fijar una cuota muy pequeña. En muchos casos, si la cuota mensual que se fija es pequeña, apenas cubrirá los intereses a pagar, sin llegar apenas a disminuir la amortización del principal. Es decir, que aquí también lo barato sale caro.

Hay que pensar bien las cosas sin picar el anzuelo y, ante los cantos de sirena, vale más seguir recurriendo a las tarjetas de crédito normales. No es que sean la panacea, pero, al menos, al mes no cobran intereses. Por el contrario, usar el pago aplazado es una opción que, considerando su TAE (en la mayoría de casos superan el 20%), no es una opción nada recomendable.

Resulta paradójico escuchar que la economía mejora porque el consumo está creciendo, frente a lo que no se escucha pero que tristemente sí existe, y que es el grado de sobreendeudamiento de las familias que tiran de los pagos aplazados, amén de que tienen que pagar una hipoteca de por vida.