Jone Buruzko
IRUDITAN

El incombustible Marchand

Ahí donde lo ven este hombre acaba de celebrar su 107 cumpleaños montado en una bicicleta, contraindicando la prescripción médica y siguiendo una máxima a la que continúa fiel: «El día que te sientes en el sillón y dejes de moverte, estás jodido». Se llama Robert Marchand (Amiens, 1911) y es toda una celebridad que a lo largo de un siglo ha tenido tiempo de practicar diversos oficios. Fue profesor de Educación Física –durante la ocupación nazi se negó a impartir clases a los hijos de los colaboracionistas, lo que le costó la cárcel– e incluso ganó el campeonato francés en la especialidad de torres (1924); ejerció de bombero en París de 1932 a 1936, pero su indisciplina le costó el puesto; trabajó de granjero, camionero y plantador de caña de azúcar en Venezuela, a donde emigró al enviudar en 1943; luego de leñador en Canadá y de vuelta a casa, en 1960, probó de socorrista, jardinero, vendedor de zapatos y comerciante de vinos. Afiliado a la Confederación General del Trabajo desde 1936, sigue perteneciendo a este sindicato comunista incluso tras jubilarse con una pensión que no llega a los 900 euros y con la que sobrevive de forma autónoma en los suburbios de París. Marchand, que nunca fue un deportista profesional, se enganchó a la bicicleta hace más de medio siglo y hasta el año pasado andaba batiendo récords y recibiendo el reconocimiento de la UCI, máximo organismo del ciclismo. El pasado 26 de noviembre, antes de soplar las velas, recorrió los 15 kilómetros que separan Privas y Le Pouzin, en la zona de Ardèche, acompañado de sus incondicionales y solo se quejó del frío. Su truco: 20 minutos de ejercicio diario, el aperitivo y no fumar.