IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Discurso

El devenir del arte contemporáneo ha ido provocando la hibridación de las grandes disciplinas hasta llegar a un lugar en el que nada es garante de una supuesta pureza de la técnica. La alteración de estos estatus hizo que las barreras se permeabilizaran permitiendo la entrada de cuestiones como lo fotográfico o lo arquitectónico y, más adelante, la ilustración o el diseño en sus múltiples variantes, industrial, gráfico, etc. Esto no tiene que ver con una alteración en los modos de hacer, sino con una adaptación de los espacios de legitimación del arte, que admite que ramas que combinan los procesos creativos con objetivos de utilidad –en su espectro más básico– formen parte de los mecanismos del sistema del arte, desde su enunciación teórica hasta su presencia expositiva como objetos-pieza.

Esto hace que los caminos se entremezclen y que características como la creación única, tan arraigada en la creación artística, se tope al mismo nivel discursivo con elementos de producción seriada y mercado propio. En la reseña de hoy planteamos dos líneas que versan en torno a lo expuesto en la introducción. Sin embargo, su ámbito de acción está claramente diferenciado en cuanto a intenciones, posicionamiento y compromiso.

El pasado 5 de diciembre, el Museo Guggenheim inauguró “Architecture Effects” hasta el 28 de abril del 2019. El año 1997 marcó la llegada del centro a Bilbo y el inicio de un proceso de cambio para la identidad de la ciudad en cuanto a desarrollo urbano, infraestructura y organización económica. Lo que Iñaki San Esteban llamó “El Efecto Guggenheim” (Del espacio basura al ornamento, Ed. Anagrama 2007) es el punto de partida para una muestra con cierto aroma autorreferencial que quizás carezca de un diagnóstico autocrítico de lo que supuso en el contexto social y cultural de Euskal Herria la llegada de la franquicia.

En cambio, en una primera parte nos permite acercarnos a una suerte de contextualización de proceso de construcción y aterrizaje del edificio de Frank Gehry. En una segunda parte, un montaje colectivo presenta proyectos de arquitectos y artistas de relevancia en el contexto del que nace la exposición para acabar desembocando en una APP bautizada como “La Burbuja”, que aúna y amplía el material que nos presenta el museo.

Desde un lugar totalmente opuesto, el espacio del laboratorio de tecnología y cultura digital Hirikilabs del Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera de Donostia acoge hasta el 3 de febrero un capítulo de la itinerancia de “Rehogar, Diseño Abierto y Reutilización”. El colectivo “Makea tu vida”, una entidad fundada en el año 2006 en torno al diseño y la ecología, está detrás del comisariado de esta recomendable propuesta que cumple una década de existencia. “Rehogar” se inserta en los discursos del diseño como filosofía de creación abierta y compartida, una herramienta de transformación social que cuestiona nuestros hábitos y, por ende, nuestra manera de entender el mundo. Propuestas que salen de la lógica capitalista de la venta y que hablan desde su posición con un anhelo colectivo y comunitario muy en relación con las dinámicas que se dan en el laboratorio de la tercera planta de la antigua fábrica de tabacos. Un display muy didáctico nos muestra los más de cuarenta trabajos seleccionados con procedencias tan dispares como Palestina, Guatemala, Ámsterdam o Venezuela. Mobiliario urbano que activa el trabajo vecinal y las dinámicas en el espacio público, ocupación del espacio publicitario para fines activistas e incluso taburetes realizados del procesado de bolsas de plástico nos dan un atisbo del tono que impregna la exposición.