BERTA GARCIA
CONSUMO

Textiles tóxicos

La temporada de rebajas ya no es noticia pues tenemos ofertas y descuentos todo el año. Es lo que tiene la fabricación en serie de más de 100.000 millones de prendas por año, amén de calzado y otro tipo de textiles para el hogar, que necesitan ser colocados en nuestras casas al precio que sea.

El negocio textil marcha viento en popa, sobre todo para un reducido grupo de magnates que lo controlan todo a nivel mundial y hacen suyo el lema de “renovarse o morir”. El milagro de fabricar continua y masivamente para un consumo de masas se basa en la mano de hierro para la explotación laboral y del medio ambiente. Esto es la contrapartida, porque la industria textil ocupa el segundo puesto como industria más contaminante (después de la petrolífera), no solo para la salud medioambiental sino también para el ser humano.

En esa búsqueda industrial por renovarse han ido entrando en la composición de los tejidos fibras mucho más baratas y métodos que son los “responsables”, en parte, no solo del abaratamiento de los productos sino del incremento de toxicidad para el medio-ambiente. Entre los culpables destacan el poliéster o la poliamida, pues generan tres veces más dióxido de carbono que el algodón (282.000 toneladas frente a 98.000 toneladas), además de otro grave problema, como es que no se degradan fácilmente. Ni qué decir de las más de 1.500 sustancias químicas que se usan para blanquear tejidos, teñirlos, impermeabilizarlos, hacerlos resistentes a las arrugas… Con el inri de que la mayoría ni siquiera están clasificadas en términos de toxicidad.

La terrible paradoja es que en el negocio textil pagamos los más débiles de la cadena. Por un lado, las personas trabajadoras, que además de ser explotadas como mano de obra barata, se ven expuestas al contacto continuo con todo tipo de sustancias químicas. Por el otro, las personas consumidoras que, además de estar expuestas al contacto directo con los tóxicos, la vida de uso de estos textiles artificiales es la mitad que la de los naturales. Vamos, obsolescencia programada.