KOLDO LANDALUZE
CINE

«Largo viaje hacia la noche»

Siguiendo la estela de su sorprendente debut, “Kaili Blues”, el cineasta chino Bi Gan se revela en “Largo viaje hacia la noche” como un autor muy personal que apuesta por explorar y materializar el espacio mental y transmitir algo tan complejo en un filme como es la sensación física. Sus ambiciones cinematográficas se cristalizan en esta película bifurcada en dos sentidos y que se centra en un hombre solitario y atormentado por la pérdida y el arrepentimiento. El primer camino explora un mosaico acronológico y el segundo, un sueño nocturno. Escenificada en la provincia natal del cineasta –Guizhou, en el suroeste de China– Gan ha elaborado una película tan arriesgada como insólita en su declaración de intenciones técnica. Coprotagonizada por Sylvia Chang y Wei Tang –dos intérpretes muy reconocidos en China–, el filme cuenta como tarjeta de presentación con un plano-secuencia de 50 minutos de duración filmado en 3D que desafía al espacio, a la gravedad y al tiempo y cuyo fin último es guiar a su protagonista –y de paso, al espectador— a través de un laberíntico paisaje urbano.

Se trata, en definitiva, de la narración de un regreso en el que el personaje central se enfrenta a sus fantasmas del pasado e inicia la búsqueda de la mujer que amó y que nunca logró borrar de su mente.  En 2013, el escritor y director Bi Gan ganó con su cortometraje “Diamond Sutra” el premio Special Mention Award en el Asian New Force Category del XIX Festival de IFVA. “Kaili Blues” no solo fue reconocido por la crítica sino que, además, ganó el Premio al Mejor Director Emergente en el 68º Festival Internacional de Cine de Locarno, el Montgolfière d’Or en el 37º Nantes 3 Continents Festival y el Premio al Nuevo Mejor Director en los 52º Golden Horse Awards, entre otros.

Su segundo largometraje, “Largo viaje hacia la noche”, una coproducción internacional entre China y el Estado francés, se estrenó en la sección Un Certain Regard, del 71º Festival de Cine de Cannes, y tuvo una gran acogida en la pasada edición de Zinemaldia. Teniendo presente las inquietudes literarias de Bi Gan, el título original de este su segundo trabajo (“Last Evenings On Earth”) proviene de un cuento firmado por Roberto Bolaño. Curiosamente, el título escogido para su distribución está inspirado en una obra de Eugene O’Neill. En relación a esta singularidad, el director señala que «escoger títulos y nombres de personajes siempre es un poco desafiante para mí. El hecho es que todos los nombres de los personajes en la película son reales, nombres de populares cantantes. Escogí los que me gustaban, los que coincidían con el espíritu de la película. Al igual que los títulos de estas dos obras de literatura».

Marcadas las intenciones narrativas, la segunda vertiente que más llama la atención en este filme es su diseño visual, una opción de reminiscencias pictóricas con la que Bi Gan intentó cumplir sus sueños. «Siempre me han fascinado las pinturas de Chagall y las novelas de Modiano. Quería hacer una película acerca de sus obras, por las emociones y sensaciones que ellas evocan». Caleidoscópica e hipnótica, la primera parte –filmada en 2D–, cuenta con una textura diferente a la que asoma en la segunda parte, rodada en formato tridimensional. Esta elección se debe, según el director, a que «el 3D es simplemente una textura, como un espejo que gira nuestros recuerdos en sensaciones táctiles. Es solo una representación tridimensional de espacio. Pero creo que este sentimiento tridimensional nos recuerda al pasado. Mucho más que el 2D, seguramente. Las imágenes 3D son falsas pero evocan recuerdos mucho cercanos». Por si todo ello fuera poco, en “Largo viaje hacia la noche” también encontramos una afinidad con los clásicos del género negro –en concreto, con la magistral “Perdición” de Billy Wilder–  y ciertas evocaciones que nos recuerdan a la iconográfica distopía que Ridley Scott plasmó en “Blade Runner”.